La mitad de los casos de coronavirus en la NBA y NHL están vinculados al Staples Center ¿Qué ocurrió?
La llegada de la NBA se extiende por todo el mundo. Sus encuentros se transmiten a más de 200 países y territorios, mientras la entidad genera casi $9 mil millones en ingresos anuales. Sus mejores jugadores son los más poderosos en los deportes, capaces de llegar a decenas de millones y provocar cambios con una sola publicación en las redes sociales. El colosal alcance e influencia en todas las culturas y zonas horarias se basa en una suma masiva de partes interconectadas.
Pero también es un gigante frágil; esas mismas conexiones son vulnerables a las reacciones en cadena de las que se alimenta una pandemia.
Sin embargo, eso parecía no estar en la mente de los jugadores hasta la primera semana de marzo, cuando la despreocupación de la NBA reflejaba la de los deportes en general y la del resto del país.
Los juegos continuaron, con el habitual contacto humano casual: abrazos, chocadas de mano, conferencias de prensa en vestuarios estrechos, vuelos chárter, estadías en hoteles. La vida continuó, con los estantes de los supermercados todavía llenos de latas de frijoles, bolsas de pasta, papel higiénico. Sin embargo, la propagación del nuevo coronavirus, que había llegado a las portadas de los periódicos, todavía parecía el problema de otra persona.
Detrás de escena, sin embargo, la tensión aumentaba. La liga emitía una serie de memorandos cada vez más alarmantes: limitar las interacciones con los fanáticos; aumentar los recordatorios para que los fanáticos se laven las manos, golpear los puños en lugar de chocar las manos. Prepararse para jugar solo con el personal esencial presente.
El Staples Center, hogar de los Lakers y Clippers y los Kings de la NHL, intensificó los procedimientos de limpieza como parte de un plan amplio. El centro de deportes y entretenimiento en Los Ángeles organizó 39 eventos después de que se diagnosticara el primer caso de COVID-19 en el condado, incluido el servicio conmemorativo para Kobe Bryant, los Premios Grammy, dos noches de competencias de toros, 12 cotejos de los Kings y 19 que involucraron a los Lakers o Clippers.
Los últimos tres partidos se realizaron durante cuatro días y finalizaron el 11 de marzo, cuando los deportes en todos los niveles cesaron porque la propagación desenfrenada del virus había llegado a los vestuarios de la NBA.
Al menos ocho atletas que jugaron en esos encuentros han sido diagnosticados con COVID-19: cuatro Nets de Brooklyn, incluida la estrella Kevin Durant, dos Lakers que no han sido identificados y dos miembros de los Senators de Ottawa, de la NHL. Identificar la fuente y el sitio de la infección es imposible, pero el cronograma de los Lakers durante la última semana los ubica a cuatro grados de separación de cada equipo de la NBA. El cruce entre las ligas (11 estadios son el hogar de los equipos de la NBA y la NHL), los horarios densamente cargados y la proximidad a las tribunas repletas, combinados con un virus de fácil propagación, crearon una nueva etiqueta para los atletas: supertransmisores.
En medio del tumulto de los deportes en todos los niveles, seguido por gran parte del país, el Staples Center es un denominador común entre ocho de los 16 casos de COVID-19 anunciados por los equipos de la NBA y la NHL.
Esta es la historia de los últimos cuatro días dentro del Staples Center:
Cuando los Lakers se enfrentaron a los Clippers, el 8 de marzo, un domingo, la NBA ya había distribuido un memorando a los gerentes generales del lugar, alentándolos a reunir un grupo de tareas contra el COVID-19, aumentar los recordatorios a los fanáticos sobre la higiene personal y sugerir una gama de medidas para garantizar la limpieza de sus edificios, como desinfectar las cajas registradoras y las manijas de las puertas.
El Staples Center, que alberga alrededor de 250 eventos cada año y tiene hasta 1,700 empleados a tiempo parcial en los juegos, instaló 120 estaciones de desinfección de manos en toda la arena, incluidos los vestuarios, el 1º de marzo. Se mejoraron los procedimientos de limpieza. Ochenta y cinco empleados adicionales fueron contratados para la limpieza posterior al juego. Las áreas que los asistentes o el personal tocan comenzaron a ser regularmente higienizados: cajeros automáticos, pomos de las puertas, botones de elevadores, rieles de escaleras mecánicas, áreas de servicio de alimentos, terminales de puntos de venta, baños. Incluso los teléfonos en las suites de lujo. La arena compró productos desinfectantes y nuevos equipos para minimizar la propagación de gérmenes en sus cinco vestuarios, 48 baños y una gran cantidad de otras áreas privadas y públicas.
Los Clippers eliminaron la tradición en la que los jugadores golpeaban las manos con los fanáticos mientras corrían hacia la cancha antes del inicio del partido.
Aunque la NBA había distribuido al menos dos memorandos adicionales relacionados con las precauciones por el COVID-19 -incluido uno del 7 de marzo que instruía a los equipos a identificar un sitio que pudiera hacer pruebas del virus y distribuir desinfectante de manos a todos los jugadores y el personal- la inminente crisis siguió siendo motivo de broma para algunos.
Durante el juego contra los Clippers, la estrella de los Lakers, Anthony Davis, pareció lamer su mano y chocar la mano con sus compañeros de equipo LeBron James y Avery Bradley. Sus colegas bromearon con ser entonces ‘Los chicos corona’. Davis insistió en que no se había lamido la mano. “Me gustó imitar el gesto, pero se armó un revuelo”, dijo Davis. “Soy más limpio que eso”.
Varios jugadores de hockey de los Senators asistieron al partido, según los informes, en una suite, mientras los Lakers derrotaban a los Clippers en lo que parecía una vista previa de las finales de la Conferencia Oeste.
::
Dos días después, el 10 de marzo, los fanáticos entraron por las puertas del Staples Center antes de que los Lakers jugaran con los Nets. A pesar de que la primera muerte en el condado de L.A. por COVID-19 se había anunciado esa misma tarde, todo en el estadio parecía normal. Algunos fans pasaban por las estaciones de desinfección de manos. Otros no.
Aunque 20 casos del virus habían sido diagnosticados en el condado, los seguidores ignoraron las conversaciones sobre jugar sin espectadores. “Se ha desproporcionado todo”, dijo uno acerca del virus.
Los reporteros locales abrazaron a DeAndre Jordan, un ex Clipper ahora con los Nets, y a Jared Dudley, de los Lakers, antes del partido.
Pero había indicios de que no todo estaba bien.
El Staples Center agregó asistentes en cada baño para desinfectar continuamente las superficies.
La NBA, junto con Major League Baseball, NHL y Major League Soccer, había establecido el acceso limitado a los vestuarios para el personal esencial y ordenó que se realizaran entrevistas a seis pies entre reporteros y jugadores. Lo que calificaba como “esencial” siguió siendo amplio: ejecutivos, personal de equipos, de relaciones públicas y de apoyo logístico.
Jacque Vaughn, el entrenador de los Nets, les dijo a los periodistas que no estaba preocupado por el COVID-19.
Para las conferencias de prensa de los Lakers antes y después del juego, docenas de reporteros se apiñaron en el vestuario utilizado por los equipos de hockey visitantes. Los Senators usaron la sala un día después. Cortinas negras cubrían los armarios. Cerca de 30 sillas en la sala de prensa estaban tan juntas que se tocaban. Algunos periodistas estaban de pie, contra las paredes. Pero el entrenador de los Lakers, Frank Vogel, y los jugadores mantuvieron una distancia de seis pies con ellos.
Después de una derrota de dos puntos ante los Nets, se le preguntó al jugador de los Lakers, Danny Green, si había cambiado algo para lidiar con el virus. “Algunos muchachos sí, otros no”, aseveró. “Realmente no me importa. Todavía firmo autógrafos. Aún golpeo el puño, me doy la mano, digo ‘qué onda’. Desinfectante adicional, sí, pero eso no es un enfoque en este momento. Solo continúo enfocándome en jugar basquetbol. Hay que ajustarse a lo que venga”.
::
Al día siguiente, 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el virus era una pandemia.
La NCAA anunció que los juegos de March Madness se realizarían sin público. Varios equipos profesionales, incluidos los Golden State Warriors, hicieron lo mismo.
El presidente Trump se dirigió a la nación y limitó los viajes con Europa.
Mientras tanto, los Kings y Senators se preparaban para jugar hockey en el Staples Center. Aproximadamente una hora antes del comienzo programado, la NBA anunció que suspendería su temporada después de que el jugador de los Jazz de Utah, Rudy Gobert, dio positivo por COVID-19 antes del partido del equipo en la ciudad de Oklahoma.
“Creo que la gente está tomando suficientes precauciones, y yo también, así que no estoy particularmente preocupado”, consideró un fanático.
Un miembro de la oficina principal de los Kings encuestó a la pequeña multitud -solo 12,030 fanáticos se congregaron, la más pequeña cifra de la temporada- y se preguntó dónde estaban todos.
Los Kings, de acuerdo con las nuevas regulaciones para mantener a la prensa fuera de los vestuarios, realizaron su conferencia de prensa posterior al juego en el vestuario que los Nets habían usado la noche anterior. La principal preocupación era si la temporada de la NHL continuaría -la liga suspendió el juego al día siguiente- no si los jugadores o el personal estaban infectados con COVID-19.
“La noche fue rara”, reconoció el entrenador de los Kings, Todd McLellan.
::
Gobert y Donovan Mitchell, de los Jazz, y Christian Wood, de los Detroit Pistons, fueron los únicos jugadores de la NBA que dieron positivo por COVID-19 antes del anuncio que sacudió la liga el martes pasado.
Cuatro miembros de los Nets dieron positivo. Durant, el 10 veces All-Star que está fuera de temporada mientras se rehabilita su tendón de Aquiles desgarrado, fue el único jugador que confirmó que lo tenía.
“Las autoridades de salud pública y los médicos del equipo han estado preocupados porque, dado el contacto directo de los jugadores de la NBA entre ellos y las interacciones cercanas con el público en general, además de sus viajes frecuentes, podrían acelerar la propagación del virus”, afirmó un portavoz de la NBA en respuesta a preguntas sobre por qué los deportistas se habían hecho las pruebas, cuando estas escasean en todo el país.
El mismo día, los Senators anunciaron que un jugador no identificado también había dado positivo, el primero de la NHL.
Sin embargo, los Senators y los Nets no habían usado los mismos espacios en el Staples Center y habían tomado diferentes rutas al piso de la arena. La única vez que sus pasos habrían sido los mismos era en la caminata desde el autobús del equipo hasta el corredor donde se encuentran los vestuarios.
No se había dado ninguna “polinización cruzada” entre los equipos en el Staples Center, según Lee Zeidman, presidente del estadio, del Microsoft Theatre y de L.A. Live, porque no habían utilizado las mismas instalaciones.
El miércoles por la mañana, 14 jugadores de los Lakers fueron examinados con pruebas de COVID-19 en las instalaciones del equipo, en El Segundo. Los médicos y los funcionarios de salud pública les recomendaron hacerlo después de los resultados positivos confirmados en los Nets. Una temporada con miras al campeonato había degenerado en un procedimiento de 10 segundos en el que les insertaron un hisopo grande por las narices para tomar una muestra. Los dos resultados positivos se anunciaron al día siguiente. Ninguno de los jugadores fue identificado, pero los Lakers afirmaron que ambos están asintomáticos y en cuarentena.
La corriente de resultados continuó el sábado cuando un segundo jugador de los Senators dio positivo. De los 52 jugadores y el personal que se unieron al viaje del equipo por California, que incluyó paradas en San José y Anaheim, ocho fueron evaluados. Más resultados están pendientes. La semana pasada, el equipo exigió a todos los miembros de la caravana itinerante permanecer en cuarentena.
Nadie de los Kings o Clippers ha dado positivo por COVID-19. Pero las ocho pruebas positivas de los atletas con juegos recientes en el Staples Center son una pequeña parte de la creciente crisis de salud pública, que se extendió a más de 26,000 casos y 260 muertes por el coronavirus en el país.
Mientras gran parte del país se está quedando en casa para intentar detener la propagación del COVID-19 -asediados por la pérdida de empleos, la destrucción de las rutinas y la incertidumbre generalizada- los juegos deportivos parecen un recuerdo borroso. Pero la pregunta, una entre muchas, aún persiste sobre los últimos cuatro días en el Staples Center. Con tantas precauciones, ¿cómo sucedió eso?
Tal vez nunca haya respuestas. El virus podría haberse transmitido con la misma facilidad en un autobús del equipo o en un vuelo chárter u otro estadio, o en otros miles de lugares. Los involucrados tendrán que reflexionar al respecto en el mismo lugar que la mayoría del resto: en su hogar.
Helene Elliott, Tania Ganguli, Andrew Greif, Jack Harris, Broderick Turner y Dan Woike, reporteros de planta, contribuyeron con este informe.
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.