Trump podría revertir las medidas climáticas más efectivas, dicen analistas
WASHINGTON — La elección de Donald Trump como presidente por segunda vez, y la recuperación del Senado por parte de los republicanos, podrían revertir muchas de las políticas climáticas nacionales que reducen en mayor medida las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, según expertos en soluciones climáticas.
Cuando mencionan las medidas que logran la mayor diferencia, éstas coinciden con las políticas y agencias que Trump ha dicho que atacará: la emblemática ley climática del presidente Joe Biden, que financia medidas energéticas para combatir el cambio climático, además de las normas emitidas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) para limitar las fugas del poderoso contaminante climático metano, la contaminación producida por las centrales eléctricas alimentadas con carbón y las emisiones de automóviles y camiones.
Los cambios se producen en un momento en que las olas de calor producen más víctimas mortales, se acumulan cantidades récord de contaminación climática en la atmósfera, Estados Unidos ha sido golpeado por lo que podrían ser dos de los huracanes más costosos de los que se tiene registro, y las naciones, que se reunirán la próxima semana en Bakú, Azerbaiyán, para participar en negociaciones climáticas, no han logrado emprender acciones contundentes para cambiar estas realidades.
Trump, quien ha calificado el cambio climático como un “engaño”, retiró a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París de 2015 durante su primer mandato. Ha prometido hacerlo de nuevo, calificando el plan global para reducir las emisiones de carbono como inaplicable y un regalo para China y otros grandes contaminadores. Trump también promete terminar con los subsidios a la energía eólica que se incluyeron en la emblemática ley climática de 2022. Ha dicho que eliminará las normas del gobierno de Biden para aumentar la eficiencia energética de bombillas, estufas, lavavajillas y cabezales de ducha.
Trump ha resumido su política energética como “perfora, nena, perfora”, y se ha comprometido a desmantelar lo que califica como el “nuevo timo verde” de los demócratas para impulsar la producción de combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón, las principales causas del cambio climático.
Dan Jasper, asesor político de alto nivel en Project Drawdown, dijo que también espera ver “importantes retrocesos en la política climática a escala nacional”, pero que la acción climática seguirá avanzando en los niveles estatal y local. Y afirmó que derogar partes de la ley climática podría ser contraproducente porque la mayoría de las inversiones y empleos están en distritos electorales republicanos. Se esperaba que estas redujeran las emisiones de Estados Unidos en aproximadamente 40% para 2030, si la ley se promulga según lo planeado en los próximos años.
En una llamada realizada el miércoles por la mañana, Scott Segal, jefe de un grupo de comunicaciones del bufete de abogados Bracewell LLP, que representa a la industria energética, dijo que no es probable que la ley climática sea derogada.
Si Trump afecta la ley climática, existen disposiciones que probablemente estarán seguras. Una de ellas es un crédito otorgado a empresas de fabricación avanzada, porque se percibe como “Estados Unidos primero y a favor de las empresas estadounidenses”, dijo David Shepheard, socio y experto en energía en la consultora global Baringa. Es probable que estas políticas sobrevivan incluso al cambio más extremo en la política climática, agregó.
Mucho más vulnerable es una norma de la EPA, anunciada en abril, que obligaría a muchas centrales eléctricas alimentadas con carbón a capturar 90% de sus emisiones de carbono o cerrar en un plazo de ocho años, dijo Shepheard. En el análisis de la EPA se proyectó que reduciría unos 1.380 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono para 2047, junto con decenas de miles de toneladas de otros contaminantes nocivos.
Es poco probable que sobreviva durante la presidencia de Trump, dijo Shepheard.
La victoria de Trump significa que es improbable que el Departamento de Justicia defienda las reglas de la EPA que restringen las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas y de las plataformas petrolíferas. Grupos industriales y estados controlados por republicanos han presentado objeciones legales a diferentes reglas de la EPA.
Aunque no está claro quién dirigirá la EPA en el gobierno de Trump, es probable que la agencia comience un largo proceso para derogar y reemplazar una serie de estándares impuestos por Biden con regulaciones más laxas, incluida una para las emisiones de los vehículos automotores que Trump califica falsamente como un “mandato” para usar vehículos eléctricos. El ahora presidente electo revocó más de 100 leyes ambientales durante su régimen, y es probable que esa cifra aumente en un segundo mandato.
Es casi seguro que Trump reinstaure la perforación en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico en Alaska, continuando una batalla partidista que ha persistido durante décadas. Biden y otros presidentes demócratas han bloqueado la perforación en el extenso refugio, que alberga osos polares, caribúes y otras especies de vida silvestre. Trump reinstauró el programa de perforación en una ley de reducción de impuestos de 2017, promulgada por republicanos del Congreso. Aun así, no se ha realizado ninguna perforación en el refugio.
“Las elecciones tienen consecuencias. Y en el corto plazo, veremos una serie de impactos programáticos en el clima”, dijo el miércoles Zara Ahmed, que encabeza el análisis de políticas y la estrategia científica en Carbon Direct.
Ella predijo un repliegue de las regulaciones propuestas y existentes, un retroceso del liderazgo de Estados Unidos en el clima, incluida la retirada del Acuerdo de París, y cambios en la Ley de Reducción de la Inflación.
Ahmed agregó que, aunque se puede producir una abdicación del liderazgo sobre el clima en el ámbito federal, confía en que varios estados, entre ellos, California, continúen liderando en el establecimiento de estándares, el impulso a la divulgación de la cantidad de emisiones y la promoción de la descarbonización.
Armond Cohen, director ejecutivo de Clean Air Task Force, coincidió el miércoles en que estados, ciudades, servicios públicos y empresas que se han comprometido con lograr cero emisiones netas, seguirán trabajando para lograr esos objetivos, lo que seguirá impulsando la creación de instalaciones de energía eólica y solar en cantidades récord. Los gobernadores de ambos partidos también están interesados en fomentar la energía nuclear como fuente de electricidad libre de carbono, dijo Cohen.
Trump ha dicho que también le interesa desarrollar la próxima generación de reactores nucleares, más pequeños que los reactores tradicionales.
Gina McCarthy, exadministradora de la EPA que fue la primera asesora climática nacional de Biden, dijo que Trump no podrá parar la energía limpia como la eólica, solar y geotérmica.
“No importa lo que Trump pueda decir, el cambio hacia la energía limpia es imparable y nuestro país no dará marcha atrás”, dijo McCarthy. Los defensores de la energía limpia son bipartidistas, están bien organizados “y completamente preparados para ofrecer soluciones climáticas, impulsar las economías locales y fomentar la ambición climática”, dijo. “No podemos dejar que Trump nos impida dar a nuestros hijos y nietos la libertad de crecer en comunidades más seguras y saludables”.
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McDermott reportó desde Providence, Rhode Island.
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