LA ENSENANZA
LA ENSENANZA
Enrique cumple los 16 años. Lo único que desea es ver a su madre. Con su amigo José decide un domingo probar su suerte en los trenes. Parten rumbo a El Norte.
Al principio, nadie repara en ellos. Cruzan Guatemala en autobús hasta la frontera con México.
“Tengo a mi mamá en Estados Unidos”, le dice Enrique a un guardia, que le responde:
“Regresa a tu casa”.
Se le escabullen al guardia y avanzan 12 millas hasta Tapachula. Allí se dirigen a un tren cerca de la estación. Pero antes de llegar a las vías, los para la policía. Les roban lo que traen y después ponen primero a José y luego a Enrique en libertad, según relataron los jóvenes posteriormente.
Lograron encontrarse y buscaron otro tren. Ahora, por primera vez, Enrique se trepa a un tren, que se desliza dejando atrás lentamente a la estación de Tapachula. De aquí en adelante, piensa Enrique, nada malo puede sucedernos.
Qué poco saben acerca de los trenes.
José está aterrrado. Enrique, más valiente, salta de vagón en vagón. Resbala y se cae--por suerte lejos de las ruedas y sobre la mochila que tiene una camisa y pantalón. Vuelve a subirse al tren.
Pero la odisea de los dos amigos tiene un final humillante.
Cerca de Tierra Blanca, un pueblo de Veracruz, las autoridades los pillan en el techo del tren. Los meten en una celda con pandilleros de la MS y luego los deportan. Enrique está maltrecho y cojo. Extraña a María Isabel. Consiguen algunos cocos y los venden para pagarse el viaje de regreso en autobús.
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