Adolescentes de Newport Beach y Costa Mesa ‘cometieron un gran error’
En una fiesta en un hogar en Costa Mesa, los estudiantes de preparatoria se divertían con un juego para beber, con vasos plásticos rojos y pelotas de ping-pong. En algún momento de la noche, los vasos terminaron en forma de una esvástica.
No está claro cuántas personas ayudaron a formar el símbolo, pero el padre de un estudiante que estaba en la fiesta dijo que, mientras se agregaban y movían los vasos, alguien notó que comenzaban a lucir como una esvástica y completó la figura.
Cuando estuvo lista, una docena de adolescentes se agruparon alrededor y posaron para las fotos, con los brazos levantados en el clásico saludo nazi.
“Rage cage alemán”, fue el pie de foto que un participante de la fiesta le agregó a una foto, presumiblemente haciendo referencia al popular juego de bebida, antes de publicarlo en Snapchat.
“El máximo Rage [que significa ‘furia’, en inglés]”, escribió otro.
Las imágenes se extendieron rápidamente por las redes sociales la mañana del domingo, y provocaron conmoción e indignación de compañeros, padres y políticos, que condenaron enérgicamente el comportamiento. La policía de Costa Mesa recibió una denuncia y, junto con el Distrito Escolar Unificado de Newport-Mesa y la policía de Newport Beach, entrevistó a cerca de dos docenas de alumnos. A la fiesta habían asistido estudiantes de las preparatorias Newport Harbor, Estancia y Costa Mesa.
“Todos se reían. Todos tenían la sonrisa en sus caras”, relató Jocelyn Navarro, estudiante de primer año de Newport Harbor High School, quien no estaba en la celebración. “Su excusa es que estaban borrachos, pero obviamente se tomaron el tiempo para alinear los vasos en forma de esvástica”.
El padre, quien no quiso ser identificado, dijo que el pasado domingo invitó a un erudito del Holocausto a su casa para hablar con nueve estudiantes que habían asistido a la fiesta. Algunos jóvenes que habían defendido la conducta en la fiesta no aceptaron la invitación a su hogar, pero quienes lo hicieron expresaron remordimiento y decidieron escribir cartas de disculpa. El padre entregó las cartas el pasado lunes por la noche.
“Me avergüenza que ninguno de nosotros se acercó para quitar ese símbolo; deberíamos haberlo hecho en ese momento para decir que no estaba bien”, escribió su hijo.
Uno de los estudiantes recibió una amenaza de muerte, agregó el padre. “Estos son jóvenes que cometieron un gran error”, expresó.
Pero para muchos alumnos en Newport Beach y Costa Mesa, la exhibición antisemita refleja actitudes más profundas dentro del sistema escolar, que han sembrado divisiones en un momento en que aumentaron los incidentes antisemitas en las escuelas de todo el país.
Varios alumnos judíos expresaron que el antisemitismo mostrado durante el fin de semana, no fue un inesperado golpe de odio, sino el resultado de algo más arraigado, literalmente grabado en los escritorios y baños de su escuela.
“He orinado en baños que tienen esvásticas dibujadas en ellos. Escribo en escritorios con esvásticas dibujadas en ellos”, afirmó Maxwell Drakeford, un estudiante de 17 años de edad, en una reunión pública realizada el pasado lunes por la noche. “Me ha ocurrido que algunos chicos tiran monedas al piso y me dicen: ‘Recógelo, niño judío’”.
La abuela de 82 años de Maxwell, sobreviviente del Holocausto, asistió a la reunión y recibió una ovación de pie.
El chico creció escuchando la historia; de cómo ella soportó la persecución nazi en su Hungría natal, y “cuando ella me lo cuenta”, afirmó Maxwell, “puedo verlo tan vívidamente”.
“Es triste”, continuó, “que 75 años después yo aún deba presenciar el símbolo de las personas que la persiguieron”.
Josdel Hernández, de 16 años y estudiante de Newport Harbor, expuso que la ignorancia no es una excusa para cometer acciones antisemitas. Los alumnos en las fotos están en tercer año, dijo, y el mes pasado estudiaron el Holocausto en la clase de historia.
“Nos mostraron videos gráficos de los campos de concentración”, relató. “No era necesario que nuestros maestros nos mostraran más sobre el Holocausto; los estudiantes sabían bien lo que significaba”.
Tanto Josdel como Jocelyn afirmaron que los estudiantes que condenaron las exhibiciones nazis se enfrentaron a una reacción violenta por parte de los asistentes a la fiesta en las redes sociales, quienes defendieron el comportamiento como un gran chiste y cuestionaron por qué las personas que no eran de herencia judía estaban molestas.
“Te dicen: ‘Ni siquiera eres judío, ¿por qué te ofendes tanto?’”, contó Jocelyn, de 16 años. “No tenemos que ser judíos para estar ofendidos; estamos ofendidos porque está mal”.
Algunos estudiantes se vistieron de azul el pasado lunes, en solidaridad con la comunidad judía.
Matt Hernández, quien se graduó de Newport Harbor en 2016, remarcó que no está sorprendido “en absoluto” de que los estudiantes de su escuela acepten imágenes nazis en una fiesta. La sorpresa, dijo, fue que tantos alumnos lo hayan condenado tan rápido. “Estoy seguro de que esto ya había sucedido antes”, explicó. “Sólo que esta vez, alguien lo publicó en Snapchat”.
Hernández destacó que había síntomas visibles de lo que percibía como un “clima social” intolerante en Newport Harbor, pero también muestras menos explícitas. La mayoría de los estudiantes latinos almorzaban en un patio interior cerrado dijo, y “los estudiantes blancos bromeaban: ‘Allí es donde tienen que estar, detrás del muro’”.
El muchacho añadió: “Era incómodo caminar por donde se sentaban los estudiantes blancos. Definitivamente había una especie de segregación cuando yo estaba allí”.
Para Jocelyn, ese tipo de cultura todavía existe en el campus.
“Todos tienen una mentalidad cerrada”, dijo. “Los blancos permanecen juntos, los mexicanos permanecen juntos. Naturalmente, lo hacemos de esta manera porque sabemos que así son las cosas”.
Hernández, quien ahora asiste al Orange Coast College, en Costa Mesa, enfatizó que esta actitud era manifestada por los estudiantes, no por los maestros o el personal. Hernández es transgénero y contó que sus maestros lo apoyaron y ayudaron a disipar sus temores de reconocerlo.
Aunque no tiene respuestas sobre cómo los estudiantes de su antigua escuela llegaron a adoptar un símbolo nazi, recordó la distancia que sus compañeros de clase intentaban poner entre ellos y los chistes racistas que hacían.
Después agragaban un descargo de responsabilidad: “Pero no soy mala persona, es sólo una broma”.
En Costa Mesa High School, el lunes por la mañana, el director Jacob Haley le dijo al campus por el sistema de altavoz que estaba decepcionado de que algunos de sus estudiantes hubieran asistido a la fiesta. En Estancia, algunos maestros hablaron sobre el consumo de alcohol entre los menores de edad.
En Costa Mesa, la madre de dos estudiantes que fueron a la fiesta afirmó estar “muy molesta”. Su enojo y su tristeza, reconoció, se deben al hecho de que ella y su familia son judíos. “Todavía nos estamos enterando de qué sucedió”, expuso la mujer, que se negó a dar su nombre. “Los jóvenes salen con sus amigos todo el tiempo. Nunca he visto a mis hijos beber. Nunca los he visto borrachos”.
Los funcionarios del Distrito Escolar Unificado de Newport-Mesa están trabajando para descubrir quiénes asistieron a la celebración y participaron del incidente para determinar el curso de acción que el distrito podría tomar. Pero como el incidente ocurrió fuera del campus y en un fin de semana, no está claro qué medidas disciplinarias puede tomar el distrito conforme la ley.
Las consecuencias de la fiesta de Costa Mesa se producen a medida que aumentan los incidentes antisemitas en escuelas y universidades, que prácticamente se duplicaron de 2016 a 2017, según la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés).
En 2017, las escuelas K-12 superaron a las áreas públicas como los lugares con más denuncias de incidentes antisemitas. La organización registró 457 episodios antisemitas en escuelas no judías ese año, frente a 235 en 2016 y 114 en 2015, detalló la ADL. En las instituciones y escuelas judías también se duplicaron los casos, que escalaron de 170 en 2016 a 342 un año después.
Peter Levi, director regional de la Liga Antidifamación en el condado de Orange, destacó que no ha visto ninguna evidencia de que los estudiantes que hicieron los saludos fueran nazis o simpatizantes de esa doctrina, pero señaló que sus acciones “normalizan el odio”. “Se normalizaron las esvásticas. Normalizaron los saludos nazis”, dijo. “Y no son sólo ellos, es probable que esto esté sucediendo en todas partes. Ellos son los que publicaron fotos en las redes sociales y fueron atrapados”.
Levi reconoció que está “profundamente preocupado” por las acciones de los alumnos y el aumento del tema entre los adolescentes y los jóvenes en general. “Lo que comienza como bromas, luego se convierte en exclusión social, en discriminación”, afirmó. “Ningún asesinato por crimen de odio comenzó ese mismo día. Esa persona empezó años atrás, haciendo bromas y creando estereotipos”.
Hannah Fry, del plantel del Times, contribuyó con este artículo.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí
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