México minimiza posibilidad de que el Grand Princess haya propagado el coronavirus, pero las dudas crecen
El crucero con pasajeros y tripulación infectados hizo escala en México apenas el mes pasado
CABO SAN LUCAS, México. — Los letreros y volantes oficiales en este punto turístico costero buscan calmar las preocupaciones sobre la amenaza de la salud mundial que se está extendiendo rápidamente y que cobró víctimas desde China e Italia a California.
“¡Baja California Sur está libre de coronavirus, y así es como queremos seguir!”, proclama un anuncio.
Pero a pesar de que las autoridades aquí afirman que Baja ha evitado hasta ahora el contagio de COVID-19, hay dudas de que los pasajeros del Grand Princess, un crucero con varios tripulantes y pasajeros infectados, pudieran haber contraído o propagado el coronavirus cuando la embarcación visitó Cabo y otros tres puertos del Pacífico mexicano, durante un recorrido del 11 al 21 de febrero desde San Francisco.
El sábado pasado, un funcionario de la línea de cruceros informó que un pasajero de California, de 75 años de edad, que luego murió por el virus, se contagió antes de abordar, el 11 de febrero, y estuvo enfermo varios días antes de que la nave regresara a San Francisco, el 21 de febrero pasado.
Según el Dr. Grant Tarling, oficial médico del crucero, el hombre del condado de Placer no visitó al médico del barco hasta el 20 de febrero, pero comenzó a mostrar síntomas desde el 13 de ese mes. Eso fue antes de que la nave hiciera su primera parada en un puerto mexicano, el 16 de febrero, en Puerto Vallarta. Ese mismo día visitó Manzanillo, se detuvo en Mazatlán el 17 de febrero y luego ancló en Cabo San Lucas, el 19.
Para complicar las cosas, los funcionarios de salud del condado de Placer han disputado la información de Tarling, alegando que el hombre enfermo “probablemente contrajo la enfermedad durante un viaje internacional a México”, lo cual podría significar que la contrajo en el barco o durante una visita a la costa.
No se sabe públicamente si la víctima salió del barco en alguna parada. Lo que sí se sabe es que muchos pasajeros en el Grand Princess visitaron tierra en cada puerto, según las personas que formaron parte del crucero.
Durante sus escalas en los puertos mexicanos, “literalmente cientos” de individuos abandonaron el barco para realizar excursiones en tierra, informó una fuente del navío que pidió no ser identificada por razones de privacidad.
A medida que EE.UU pasa de la “contención” a la “mitigación”, los funcionarios advierten de “dos meses... de dificultades”. El crucero Grand Princess está programado para atracar el lunes en el puerto de Oakland.
“Los pasajeros realmente se internan en las ciudades portuarias”, expuso Ter Soloman, quien realizó el viaje con su esposa. “Por ejemplo, en Mazatlán, los recorridos los llevan al mercado central, la catedral y el teatro histórico”.
Por su parte, las autoridades mexicanas afirmaron que no han encontrado indicios de que alguien que desembarcó del Grand Princess el mes pasado hubiera propagado o contraído el virus en México. Ese país confirmó un total de seis casos de coronavirus, aunque ninguno en el estado de Baja California Sur. Los seis contagios, conforme los funcionarios, son personas que recientemente viajaron a Italia, donde el brote es importante.
Todos los afectados en México exhibieron síntomas menores, agregaron las autoridades de salud, y ninguno está vinculado con los cruceros internacionales que frecuentan los puertos del país.
Sin embargo, mientras el Grand Princess sigue frente a las costas de San Francisco, la investigación internacional sobre sus pasajeros actuales y pasados apenas comienza.
Hasta el viernes, al menos 21 personas a bordo, incluidos 19 turistas y dos miembros de la tripulación, habían dado positivo, según las autoridades federales y estatales.
Después de partir de México, el crucero regresó a San Francisco el 21 de febrero y luego partió para un viaje a Hawái. Tarling, director médico de Princess Cruises, señaló que 70 personas permanecieron a bordo durante el tramo en Hawái.
El viernes, las autoridades hawaianas confirmaron que el primer caso de coronavirus en el estado involucró a un hombre que había sido pasajero del crucero durante su etapa en México. El sujeto cayó enfermo después de regresar a su hogar, en Oahu, desde México, pero no exhibió síntomas de la enfermedad durante ese vuelo.
En México, las autoridades afirman que tienen un protocolo de salud que exige que las líneas de cruceros avisen a los funcionarios nacionales con anticipación sobre cualquier enfermedad a bordo en los barcos.
Los turistas y los miembros de la tripulación sólo pueden desembarcar una vez que las autoridades revisan los registros de salud de los navíos, confirman la información y determinan que no hay amenaza para las personas en tierra, aseguran las autoridades mexicanas.
Nadie del Grand Princess durante su gira por México “presentaba síntomas que podrían haber puesto en peligro a la población”, señaló en un comunicado el Dr. Rafael Félix Espinoza, jefe de salud en el estado mexicano de Sinaloa. Entre las cuatro paradas del crucero en ese país hubo una de 10 horas en Mazatlán, estado de Sinaloa.
Antes de los informes del sábado, las autoridades mexicanas minimizaron la posibilidad de que el hombre del condado de Placer mostrara síntomas del coronavirus mientras el barco estaba visitando México. “Debido al tiempo de incubación, es muy improbable que el paciente tuviera el virus cuando estaba en los puertos mexicanos”, afirmó Félix Espinoza.
En otro caso, las autoridades mexicanas a fines del mes pasado permitieron a los pasajeros y la tripulación de otro crucero, el MSC Meraviglia, desembarcar en Cozumel, en la costa caribeña, después de que el barco fuera rechazado en los puertos de Jamaica y Gran Caimán, por los temores al brote de coronavirus. En ese caso, señalaron las autoridades sanitarias mexicanas, las pruebas determinaron que nadie a bordo había contraído el coronavirus.
“No podemos actuar con discriminación”, advirtió el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a los periodistas cuando se le preguntó sobre el caso del MSC Meraviglia. “Imagínese si llegara un barco y ni siquiera se le permitiera atracar. Si se les dijera: ‘Sigan su camino, vean dónde pueden anclar’. Eso es inhumano”.
En una tarde reciente en Cabo San Lucas, no se divisaba siquiera una mascarilla entre los turistas; los operadores turísticos saludaban a los gritos, se daban la mano y palmeaban los brazos y hombros de los visitantes.
Esto puede ser un indicador del dolor que le espera al sur de California y a la economía de EE.UU
“No estamos preocupados”, declaró Tommy Wright, de 67 años, de Tulsa, Oklahoma, quien señaló que él y su esposa, Susan, viajan a Cabo varias veces al año para pescar y relajarse. “Es un virus... Pensemos en la gripe. Eso mata a miles de personas cada año. Esto ni siquiera está cerca”.
Para el director de salud de la ciudad, Adam Monroy, el proceso de investigar y contener las amenazas virales es sólido. “Esto no es nuevo”, indicó, refiriéndose a los procedimientos que datan del brote de 2009 del virus H1N1, conocido como gripe porcina. “Nuestros protocolos funcionan”.
Cualquier disminución en las visitas de cruceros podría tener implicaciones económicas en México, que depende en gran medida del turismo.
El año pasado, según cifras oficiales, 2.951 cruceros pararon en puertos mexicanos con casi nueve millones de pasajeros, un aumento del 13.5% en comparación con el año anterior. Cabo San Lucas acogió 204 cruceros en 2019, con más de 500.000 visitantes.
La diferencia entre una pandemia y una epidemia, dónde está el coronavirus
Fátima Miranda Cortés, directora de turismo y economía de Cabo San Lucas, destacó que su equipo trabaja duro para informar a las personas sobre el virus.
La semana pasada, dos residentes fueron examinados después de mostrar síntomas de enfermedad al regresar de Japón. Según las autoridades estatales, los resultados fueron negativos.
No obstante, sostuvo, la ciudad ya sufre un gran impacto económico como resultado de las preocupaciones por la enfermedad. Las reservas de cruceros, destacó, disminuyeron en un 20-30%.
Las vacaciones de primavera, entre el 1º y el 30 de marzo, son generalmente el momento de mayor actividad, agregó, cuando aproximadamente 30 cruceros llegan al puerto. “Las cosas podrían empeorar a medida que pasa el mes”, señaló.
A pesar de la falta general de alarma sobre el virus, algunos visitantes han tomado precauciones adicionales. “Escuchamos que era seguro aquí”, dijo Naomi Alcazar, de 40 años, quien está de visita desde Oxnard.
“Dijeron que no hay coronavirus. Pero aún así ponemos Clorox en todo. En el avión. En todas partes”. Sin embargo, su amiga Elva Rizzie, también de Oxnard, parecía bastante menos cómoda con hablar del tema. “No quiero escuchar nada de esto”, expresó. “Váyanse”.
La reportera Rust informó desde Baja California; McDonnell desde la Ciudad de México y Chabria desde Sacramento. La corresponsal especial Cecilia Sánchez, en Ciudad de México, contribuyó con este informe.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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