En busca de un camino seguro hacia escuelas rodeadas de homicidios

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A pie

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En autobús

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En auto

En los vecindarios más peligrosos de Los Ángeles, miles de estudiantes deben navegar por caminos seguros hacia y desde la escuela - viajando a través de múltiples territorios dominados por pandillas, en medio de amenazas de robo, acoso, asalto sexual, secuestro y otros peligros.

Dymally High School, en Green Meadows, y Hawkins High School cerca de Harvard Park están entre las escuelas secundarias públicas del condado de Los Ángeles donde se han registrado la mayor cantidad de homicidios, según un análisis de The Times.

Los estudiantes tienen pocas opciones de transporte. El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles ofrece autobuses limitados, principalmente para estudiantes que asisten a escuelas del distrito fuera de sus comunidades. Muchos deben caminar hasta la escuela, mientras que otros toman autobuses públicos o comparten viajes privados cuando los miembros de la familia no pueden llevarlos.

Aquí hay tres ejemplos de viajes que realizan los estudiantes a la escuela: a pie, en autobús y en auto.

A pie

Carl Hull

10º grado | Dymally High School

Distancia a la escuela: 0.7 millas

7:21 a.m.

Carl deja su apartamento y camina por un callejón entre las calles 89 y 90. Toma el callejón porque es un poco más rápido, pero también porque no quiere llamar la atención de los pandilleros que andan por su calle. La policía insta a los estudiantes a caminar en parejas y a evitar las calles pequeñas y callejones laterales. Todos los días de escuela, Carl camina solo por este callejón, lleno de cercas oxidadas, basura y pedazos de césped.

El día anterior, dijo, encontró un casquillo de bala de 9 milímetros en el callejón. “Lo recogí con mi camisa”, dijo, susurrando mientras señalaba el lugar donde lo había encontrado. La semana anterior, mientras estaba en casa con su madre, escuchó entre 30 y 40 disparos. No los denunció a la policía, y la policía de Los Ángeles dijo que no había recibido informes de disparos o heridas en esa cuadra. A menudo, los disparos sólo se reportan en casos de lesiones o muerte.

“No sé si alguien fue herido o muerto, pero todo lo que escuché fue: pow pow pow pow pow pow pow, en unos segundos se detenían, recargaban, y otra vez pow pow pow pow pow pow pow”, dijo.

Cerca de Knox Elementary School, Carl se dirige al este por la calle 90, porque es donde menos perros bravos ha encontrado. Después de haber sido perseguido varias veces en otras calles, tiene miedo de los calles, y su camino a la escuela está lleno de ladridos. Más tarde en el otoño, Carl comenzó a montar en bicicleta para ir a la escuela.

Hay un cruce peatonal en la calle 90 y Main, pero a veces el semáforo tarda demasiado, así que Carl cruza la calle aun cuando está en rojo. En 2016, su hermano mayor murió atropellado por un conductor que se dio a la fuga, mientras cruzaba la calle cerca de su casa. No se ha encontrado al responsable.

7:38 a.m.

Carl pasa por el Centro de Recreación Green Meadows, donde juega con sus amigos al baloncesto después de salir de la escuela. A veces hay peleas nocturnas, y durante un evento de verano en el parque en 2017 vio a alguien sacando un arma.

Carl llega a Dymally. Le gusta llegar a la escuela mucho antes del primer período, para tener tiempo de ver videos en su teléfono.

Carl sabe que tiene que tener cuidado de camino a la escuela, y sabe que han matado a jóvenes de su edad. Entre 2014 y 2018, 10 adolescentes de 13 a 18 años fueron asesinados en un radio de una milla de Dymally.

“No es justo y no es su decisión quitarle la vida a alguien o no. No merecen morir así”.

En autobús

Isabella Mejia

Noveno grado | Hawkins High School

Distance to school: 1.8 millas

7:03 a.m.

Isabella, estudiante de noveno grado usualmente sale de su casa alrededor de las 7 a.m. para caminar 10 minutos hasta la parada del autobús en Vermont Avenue.

El tráfico es ruidoso y está cerca, pero Isabella trata de concentrarse en las cosas agradables que ve. Me gusta mirar los árboles, los pájaros, la gente”, dijo. Rara vez ve a otros chicos de secundaria en la misma ruta.

Sólo antes de llegar a Vermont, la calle más concurrida de su viaje, saca el teléfono para comprobar el horario del autobús. No quiere distraerse en nada que pueda hacerla llegar tarde. Isabella dice que su mamá le enseñó a estar siempre al tanto de lo que la rodea.

Ella utiliza el transporte público porque los autobuses del LAUSD sólo atienden a un pequeño porcentaje de estudiantes de secundaria, la mayoría de los cuales tienen necesidades especiales o asisten a escuelas más alejadas. Isabella no califica para ese servicio, pero tiene algunas opciones con los autobuses del Metro.

7:18 a.m.

En el autobús, Isabella toma un asiento en la ventana cerca de la puerta de salida y lee cómics en su teléfono.

Ella prefiere el 754 porque la lleva casi hasta la escuela en una sola parada. Paga $1.75 en pasajes de autobús de ida y vuelta. Aunque podría comprar una tarjeta TAP con descuento para estudiantes, pero su mamá no ha tenido tiempo de completar la solicitud, dijo.

7:22 a.m.

Isabella se baja del autobús en la parada de Vermont/Slauson. Aquí, ella se une a muchos otros estudiantes que caminan hacia la Escuela Secundaria Muir, que se encuentra a su derecha, o a Hawkins.

Al pasar por delante de Muir, un hombre en una camioneta le grita: “¡Ay, mamacita! Y toca la bocina del auto-dos veces- y vuelve a gritar: “¡Ay, mamacita! Tales gritos son comunes, apuntó Isabella.

Cuando pasa, lo ignoro”, dijo.

Isabella pasa por un centro comercial cerca del campus donde en 2017 el estudiante de Hawkins Kevin Cleveland fue asesinado a tiros después de que él y un grupo de amigos fueron abordados por un sujeto que les preguntó si eran miembros de una pandilla. Isabella dijo que no ha oído nada sobre la reputación de este centro comercial, pero que nunca se detiene en ninguna de las tiendas después de las clases - su mamá dice que debe venir directamente a casa, para que no le pase nada.

“Se enojaría conmigo si me fuera a otra parte”.

7:32 a.m.

Isabella llega a Hawkins, donde los estudiantes son recibidos por los trabajadores de intervención juvenil, antiguos miembros de pandillas respetados por los estudiantes y otros miembros de la comunidad.

Los trabajadores, miembros de la organización sin fines de lucro Chaper Two, también están en el plantel durante el almuerzo y después de clases, y comparten información con los administradores acerca de los conflictos en la comunidad que podrían extenderse a la escuela. Las principales calles alrededor del campus también son patrulladas como parte de un programa de vigilancia comunitaria.

En las primeras semanas de clases, Isabella rara vez notó que estas patrullas tenían como objetivo ayudarla a sentirse segura, dijo.

“Yo voy por mi cuenta”.

En autobus

Cheyenne Boone

10º grado | Dymally High School

Distancia a la escuela: 9 millas

6:08 a.m.

Cheyenne y su madre, Angela Gant, suelen salir de su complejo de apartamentos en Harvard Heights cuando aún está oscuro. Cheyenne observa “Gossip Girl” en su teléfono mientras Gant conduce casi nueve millas hasta la casa de su madre, a pocas cuadras de Dymally.

En la avenida Manchester, a la altura de la autopista 110, se encuentra el lugar donde dos estudiantes de secundaria, Monyae Jackson y La’marrion Upchurch, fueron asesinados a tiros en mayo. Cheyenne y Monyae eran amigos, y ella los recuerda como unas personas divertidas y agradables. Es raro para ella pasar todos los días de la semana por el lugar donde fueron asesinado y ver monumentos descoloridos para él y La’marrion en la pared.

“Cada vez que pasamos por esa calle, miro el lugar donde les dispararon”, dijo Cheyenne. “A veces todavía se ven los grafitis”.

6:24 a.m.

Llegan a la casa de la abuela de Cheyenne cerca de las calles 92 y San Pedro. Aquí es donde Cheyenne se queda hasta que camina a la escuela, y donde viene a dormir la siesta o a hacer la tarea después de la escuela hasta que su madre la recoge para su clase de baile.

A pesar de la violencia circundante, Gant envía a Cheyenne a Dymally porque está de camino al trabajo y hay familiares cerca.

“No me sorprende. Ojalá fuera diferente”, dijo Gant sobre los asesinatos. “Me preocupo todos los días”.

7:54 a.m.

Cheyenne deja la casa de su abuela, se despide del perro Thunder y camina hacia la calle San Pedro. La clase comienza a las 8:00 a.m. Por lo general, hace su caminata para llegar a la escuela a las 7:59 u 8:00 a.m. exactamente, porque este es su primer año en la escuela y no tiene muchos amigos todavía.

Echa de menos su antigua escuela, Foshay Learning Center, donde conocía bien a otros estudiantes y se sentía bien encaminada para solicitar la admisión en la Universidad de Harvard, la escuela de sus sueños.

8:02 a.m.

Aunque son sólo unas pocas cuadras, el plan para atravesar las puertas de la escuela en el último momento no funciona del todo. El día anterior, la escuela comenzó a revisar las mochilas de cada estudiante que llegaba tarde como una forma de disuadirlos. Por lo tanto tuvo un retraso de unos minutos para su clase de Educación Física.

Trata de no estar demasiado aislada yendo y viniendo a clases.

“Por lo general, cuando voy a la escuela y camino a casa, un grupo de otros niños va en esa dirección o viene de esa dirección, así que siempre estoy acompañada y eso me hace sentir segura”, dijo. “Si algo pasara, habría testigos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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Esta serie es un producto de The Homicide Report, un esfuerzo de The Times por contar la historia de cada víctima de homicidio en el condado de Los Ángeles.

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