Mentiras, engaños y caídas del poder: una galería de líderes mundiales derrocados en escándalos recientes
Los críticos del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski se deleitaron, la semana pasada, con lo que pareció un deceso político raro y adecuado: su renuncia, en medio de acusaciones de compra de votos, contribuciones ilegales a campañas y otras prácticas corruptas.
El execonomista del Banco Mundial y banquero de Wall Street fue enjuiciado luego de que se conoció que una firma de consultoría de su copropiedad recibió un estimado de $700,000 en contratos de una desacreditada empresa de construcción brasileña, mientras que Kuczynski ocupaba varios altos cargos políticos.
Su caso no es tan inusual. Las acusaciones por mala conducta política, indiscreción financiera y simple deshonestidad provocaron la caída de un sorprendente número de líderes de estado en los últimos años, y dejaron a otros bajo investigación y luchando por defender su reputación, incluso después de dimitir.
En febrero último, la policía israelí recomendó que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, fuera acusado de soborno, fraude, intercambio de favores y violación de sus deberes de funcionario, lo cual generó dudas de que su gobierno pudiera sobrevivir. Netanyahu, al mando desde 2009, ha rechazado las acusaciones.
Este mes, las autoridades detuvieron al expresidente francés Nicolas Sarkozy, que dejó el cargo en 2012, y lo interrogaron sobre las acusaciones de haber recibido más de $60 millones en fondos ilegales para campañas por parte del difunto dictador libio Moammar Kadafi. El político de derecha negó los cargos.
También este mes, un tribunal surcoreano emitió una orden de arresto contra el expresidente Lee Myung-bak, por cargos de mala conducta financiera durante y después de su mandato. Los fiscales acusan a Lee, quien ocupó el puesto entre 2008 y 2013, de aceptar unos $10 millones en sobornos por parte de grupos empresariales y su agencia de inteligencia, y establecer fondos para sobornar por valor de $33 millones.
Solo en los últimos dos años, los cargos de cometer o tener vinculación con malas prácticas políticas generaron la caída de, al menos, cinco líderes mundiales. A continuación, un detalle:
Sigmundur David Gunnlaugsson — Islandia
El primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, renunció en abril de 2016 luego de que los llamados Panamá Papers -documentos filtrados que detallaban información financiera privada sobre miles de entidades offshore- parecieron mostrar que él y su esposa ocultaban millones de dólares en inversiones en una compañía que servía como paraíso fiscal. El primer ministro, que describió a los acreedores extranjeros como “buitres”, insistió en que él y su mujer son inocentes.
Dilma Rousseff — Brasil
En agosto de 2016, la por entonces presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue acusada luego de que el Senado de su país votara abrumadoramente para destituirla del cargo. La primera mandataria mujer del país y antigua guerrillera convertida en economista fue condenada por violar las reglas presupuestarias al mover dinero para cubrir los déficits a corto plazo. Un año más tarde, Rousseff y su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, quien ocupó el cargo entre 2003 y 2011, fueron acusados de desviar fondos de la empresa petrolera estatal Petrobras y otras instituciones públicas a su Partido de los Trabajadores. Los fiscales estimaron que la pérdida para Petrobras fue de $9,330 millones de dólares.
Park Geun-hye — Corea del Sur
En marzo pasado, Park Geun-hye, la primera mujer presidenta de Corea del Sur, fue derrocada después de que el tribunal constitucional del país confirmara su destitución, que había tenido lugar tres meses antes. La caída de Park se produjo en medio de acusaciones de que había participado en un plan de soborno con el gigante tecnológico Samsung Group, cuyo objetivo era asegurar la fusión de dos afiliados de la compañía. Para pedir su juicio político -después de cuatro años en el cargo- se organizaron protestas masivas en las calles, durante meses.
Aunque sus abogados alegaron que el caso tenía motivaciones políticas, la exfuncionaria se disculpó repetidamente. En febrero, los fiscales pidieron una condena de 30 años de prisión y una multa de $110 millones para Park, acusada de soborno, abuso de poder y otros delitos.
Nawaz Sharif — Pakistán
En julio de 2017, el Tribunal Supremo de Pakistán ordenó el despido del primer ministro Nawaz Sharif después de que las investigaciones revelaran que sus hijos estaban vinculados a empresas offshore que no había declarado en sus documentos financieros. Los hallazgos fueron revelados por los Panamá Papers. También descalificado para el Parlamento, Sharif dimitió como primer ministro, un puesto que había ocupado por tercera vez. Él y su familia negaron haber cometido cualquier delito.
Jacob Zuma — Sudáfrica
Con su mandato de casi nueve años asolado por escándalos de corrupción y acusaciones de mala administración fiscal y administrativa, el presidente sudafricano Jacob Zuma sucumbió a la presión de su partido del Congreso Nacional Africano y renunció en febrero pasado. Este mes, los fiscales estatales anunciaron que se reabrirá el caso contra Zuma, derivado de un controvertido acuerdo de armas por valor de $2,500 millones de dólares a fines de la década de 1990, cuando era vicepresidente. El exfuncionario negó haber cometido alguna transgresión.
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