Cómo podría cambiar la vida diaria en EE.UU a medida que el brote de coronavirus entre en una nueva fase
Una vez que el coronavirus comienza a propagarse, incluso aquellos que no están infectados tendrán que lidiar con el cierre de escuelas, trabajo a distancia y otros ajustes.
Restaurantes vacíos, parques desolados, escuelas cerradas por semanas.
Si Estados Unidos experimenta una propagación sostenida del nuevo coronavirus, la vida cotidiana de sus habitantes podría ser significativamente distinta de la actual.
Corrección:
11:55 p.m. mar. 2, 2020A previous version of this story misspelled the name of University of Wisconsin professor Dr. Jonathan Temte.
Hasta el momento, EE.UU tiene 60 casos confirmados de COVID-19, la enfermedad respiratoria causada por el coronavirus. Uno de esos pacientes no ha viajado recientemente al extranjero ni ha estado en contacto con alguien que lo haya hecho. Cómo se infectó, sigue siendo un misterio.
Según los funcionarios de salud, ese es exactamente el escenario que podría transformar el brote en una pandemia
“No se trata tanto de si esto sucederá, sino más bien de cuándo ocurrirá exactamente”, expuso la Dra. Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Messonnier y sus colegas de los CDC pidieron a los estadounidenses que comiencen a prepararse para las innumerables alteraciones de la cotidianidad que podrían acaecer. “Los cambios en la vida diaria pueden ser graves”, afirmó. “Estas son cosas en las que la gente necesita empezar a pensar ahora”.
El coronavirus ha infectado a más de 82.000 personas en todo el mundo y causado al menos 2.810 muertes desde que apareció por primera vez, en la ciudad china de Wuhan, en diciembre.
Los científicos todavía están analizando cómo el virus salta de persona a persona, pero creen que pequeñas partículas virales pueden incrustarse en las gotas de saliva que los infectados propagan cuando hablan, tosen o estornudan. Si es así, cualquier individuo dentro de un radio de seis pies podría estar expuesto al virus.
También es posible que el virus pueda sobrevivir en los picaportes, pasamanos y otras superficies que son tocadas por miles de personas todos los días.
No hay medicamentos para combatir el coronavirus, ni una vacuna para prevenir la infección. Eso significa que los funcionarios de salud que esperan contener el COVID-19 deben confiar en las medidas diseñadas para mantener a quienes están enfermos lejos de quienes no lo están.
Como resultado, incluso quienes no están infectados tendrán que cambiar la forma en que hacen las cosas cotidianas, ya sea una reunión de negocios o la compra de alimentos.
Consideremos la situación en el norte de Italia, donde 10 ciudades permanecieron bloqueadas durante el fin de semana, después de que se informara un grupo de casos de coronavirus en Codogno, a unas 40 millas al sureste de Milán. El gobierno italiano estableció puntos de control en algunas de las ciudades para evitar que la gente entrara y saliera, y se les dijo a los autobuses y trenes que evitaran esas comunidades.
Las escuelas en Milán estuvieron cerradas durante siete días. También las catedrales, bares, discotecas y teatros. El Carnaval de Venecia fue clausurado antes de tiempo y los partidos de fútbol profesional se cancelaron o se jugaron en estadios vacíos en todo el país.
Medidas como estas pueden frenar un virus, remarcó la Dra. Abigail Carlson, epidemióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
“No funcionan al 100%, pero disminuyen la cantidad de enfermos y la tasa de mortalidad”, consideró.
Esa es razón suficiente para intentarlo.
En el caso de un brote de coronavirus local, los funcionarios de salud pueden pedir a los residentes que se pongan en cuarentena en el hogar durante 14 días si tienen síntomas de COVID-19 o si viven con alguien que lo tiene. Esto garantizaría que las personas infectadas —incluido el porcentaje significativo que no muestra síntomas externos de la enfermedad— no transmitan el virus a otros.
Para algunos, esto significaría trabajar desde casa en lugar de ir a la oficina. Si esa no es una opción, los empleados deberán tomar sus días de licencia por enfermedad o incluso tiempo libre no remunerado.
En Japón, algunas compañías solicitaron a los empleados sanos que trabajen desde casa, para que no haya posibilidad de contagios entre los trabajadores.
El equipo de la Dra. Barbara Ferrer, directora del Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles, contactó a las empresas locales para que ofrezcan opciones de teletrabajo en caso de un brote. Los funcionarios de salud también han alentado a los empleadores a flexibilizar sus reglas sobre la necesidad de una nota del médico para justificar una ausencia prolongada. “La estrategia más importante es que quienes están enfermos se queden en casa”, resaltó. “Son las personas enfermas las que transmiten las infecciones”.
El cierre de escuelas también podría obligar a los empleados a trabajar en casa para cuidar a sus hijos. Al igual que otras áreas cerradas donde se reúnen grandes grupos, los expertos en salud consideran que las escuelas podrían ser centros de transmisión del coronavirus, puesto que a menudo lo son para flagelos menores como la gripe y los piojos.
Algunas escuelas podrían minimizar el riesgo de contagio dividiendo a los estudiantes en grupos más pequeños. Pero en una epidemia severa, se les podría pedir que cierren por días o semanas, advirtió Messonnier (el primer ministro japonés, Shinzo Abe, solicitó a las instituciones educativas primarias, medias y preparatorias de su país que comiencen sus vacaciones de primavera varias semanas antes, lo cual las dejaría cerradas hasta abril).
En ese caso, se recomendaría a las personas que no tienen coronavirus que se mantengan alejadas de los consultorios médicos, hospitales y otras clínicas donde es probable que se encuentren pacientes con COVID-19, excepto en emergencias. Eso significa posponer las cirugías programadas, destacó Messonnier.
Los CDC también aconsejan a los médicos que aumenten sus servicios de telesalud, para que los pacientes puedan recibir atención sin exponerse a personas con coronavirus.
Pero no se requerirán medidas como estas en todas las comunidades. Por el contrario, se implementarán en vecindarios, pueblos o ciudades a medida que surja la necesidad. “Un brote no ocurre simultáneamente, en todas partes”, expuso el Dr. Jonathan Temte, quien estudia las políticas de vacunación e inmunización en la Universidad de Wisconsin-Madison.
En última instancia, la mejor manera de protegerse a sí mismo y a los demás del coronavirus es seguir los protocolos básicos de higiene: lavarse las manos con frecuencia, toser en un pañuelo o tapándose la boca con la parte interior del codo y, lo más importante, permanecer en casa incluso si uno se siente ligeramente enfermo. Esto no sólo reduce el riesgo de contraer COVID-19, sino que también protege en general de enfermedades como la gripe y el resfriado común.
Messonnier admitió que, para muchas personas, estar preparadas para una potencial epidemia de coronavirus puede ser abrumador y aterrador, y eventualmente innecesario. Pero estar prevenidos es mejor que ser tomado por sorpresa. “Sigo esperando que al final miremos hacia atrás y sintamos que estábamos demasiado preparados”, expresó.
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