El ídolo venezolano había pospuesto su presentación en la ciudad por la pandemia, pero el público guardó sus entradas por dos años y medio para verlo en vivo y cantar junto a él sus grandes éxitos
Una de las ciudades que Ricardo Montaner deseaba visitar durante la reanudación de su gira era, sin duda, Los Ángeles y con solo verlo en el escenario pudimos captar el nerviosismo que recorría por su cuerpo y que brotaba por sus ojos con solamente estar parado frente al público angelino.
Durante los primeros minutos de su interpretación, el cantante venezolano, nacido en Argentina y residente de Miami, parecía estar clavado al escenario, me daba la impresión de que sus movimientos estaban limitados, pero su voz se mostraba intacta y magistral como siempre.
La espera había terminado. Montaner estaba frente esta exigente audiencia de la costa oeste que lo esperaba con ánsias para cantar junto a él cada una de sus canciones.
No sabemos si este concierto de Montaner era para él uno de los más importantes de esta gira, pero de lo que sí estamos seguros es que fue la presentación más emotiva, sincera, amorosa y más esperada de todas las que lo hemos visto en vivo a lo largo de su carrera.
Con una escenografía que evocaba un hermoso libro de cuentos, el patriarca de la Dinastía Montaner (porque si no se han dado cuenta los Montaner también son una dinastía como la de los Fernández, los Aguilar, los Rivera y otras) fue narrando el contenido mágico de una enorme ilustración repleta de canciones y vivencias, cuyas páginas se fueron descubriendo una a una de una manera sublime y exquisitamente emotiva.
Cada uno de los capítulos de este concierto, lleno de historias para contar y cantar fue narrado por Montaner con la simpatía y buen sentido del humor que siempre lo ha caracterizado. Entre sorbos de agua, anécdotas de su vida más íntima al lado de su esposa Marlene Rodríguez, a quien llama “La mujer de su vida”, y al lado de sus famosos hijos, Montaner logró llevar a la audiencia a un viaje en primera clase por sus emblemáticos éxitos que conforman su laureada carrera. Una carrera que comenzó profesionalemente a mediados de los años 80 al lado de colegas como Guillermo Dávila, Ilan Chester, Frank Quintero, Karina, Kiara, Franco de Vita, Giordano y Evio Di Marzo, entre otros dignos representantes de la época dorada del mejor pop de Venezuela.
Hoy con el paso del tiempo, Montaner ha logrado mantenerse como uno de los artistas de ese país que es capaz de emprender una gira de conciertos “Sold Out” en países ajenos que lo han adoptado como hijo ilustre para siempre. Pocos músicos venezolanos de esa época dorada han logrado mantener esa vigencia y el reconocimiento como lo ha hecho Montaner, pero lo mejor de todo es que se mantiene con el mismo brillo de sus inicios, aunque quizás ahora brilla mucho más gracias al resplandor de su cabellera plateada y su perpetua e inquebrantable voz celestial.
En este concierto, celebrado en el Microsoft del centro de Los Ángeles, el papá de Mauricio, Ricky, Héctor, Alejandro y Evaluna fue dejando caer sus interpretaciones acompañadas de imágenes visuales y artísticas en forma de dibujos que cobraban vida en la enorme pantalla del fondo del escenario y que le daban un colorido de realismo mágico a cada tema musical.
El recorrido fue casi cronológico, de hecho, me atrevo a pensar que así fue concebido, porque las primeras imágenes proyectadas en la pantalla del fondo mostraban portadas de los primeros discos que lo dieron a conocer en Venezuela, como el homónimo Ricardo Montaner (1996), En el último lugar del Mundo (1991), tomas de sus primeras presentaciones, además de clips como el de “Los Hijos del Sol” (1992), así como videos de sus hijos, hasta sus más recientes fotografías publicitarias en blanco y negro.
Al final de ese preámbulo, el nacido en Valentín Alsina, Argentina, salió al escenario. Asustado, como te lo mencioné al principio, para abrir con “Tan enamorados” uno de sus primeros grandes éxitos de su carrera y tema musical de exitosa telenovela de Venevision “Niña bonita” (1985) protagonizada por una jovencita Ruddy Rodriguez y un Lúis José Santander que recibía su primer protagónico en Venevision. ¡Que años aquellos!
Diego Armando Maradona siempre compartió con figuras del espectáculo y desde Argentina, reacciona Fito Páez y recordamos momentos que vivió ‘El Pelusa’ con él, Charly García y Andrés Calamaro
Al oír ese tema, no puede evitar que mis recuerdos volaran a mi etapa de juventud en Venezuela, cuando Montaner comenzaba a ser el ídolo de multitudes tras haber logrado convencer a Rodolfo Rodriguez para que lo firmara como artista del sello disquero Rodven. Montaner se había propuesto esperarlo en la puerta de la disquera del centro comercial Concresa al este de Caracas, para que lo escuchara cantar. Su espera diaria duró un año medio. “Porque me hice amigo de la recepcionista. Porque si quieres conseguir algo con la gente importante de cualquier empresa te tienes que hacer amigo de la recepcionista. Yo lo hice”, contó con simpatía Ricardo a la audiencia.
Y cuando por fin pudo reunirse con Rodríguez en la sala de reuniones, casi no consigue ser firmado para hacer realidad su sueño de ser famoso. Montaner ya había grabado un disco que no tuvo éxito, y para completar su suerte ya se había enamorado de Marlene, la hermana del jefe, a quien vio pasar por los pasillos en una de las tantas visitas a la recepción de la disquera. Le advirtieron que no se metiera con ella porque se le acabaría la carrera sin antes comenzar, pero “hoy llevamos 33 años de casados”, contó Ricardo a su público que lo aplaudió al escuchar su anécdota.
Marlene es hoy en día, y desde que la conoció, la inspiración de muchos de sus temas, pero en especial de la canción “La mujer de mi vida”, el tema que mejor la describe y que Ricardo compuso junto a uno de sus colaboradores. Además de ser la madre de sus hijos, es su cómplice, su amante, su socia, su compañera y hasta la directora de todos sus videos musicales hasta la fecha.
Esa noche del viernes en el Microsoft, Marlene lo acompañaba. Casi nunca puede viajar con él a sus giras, pero en esta oportunidad estaba junto a él en Los Ángeles para acompañarlo en su encuentro con este público tan especial que, en su mayoría, estaba compuesto por mexicanos. Y es que México hoy en día es una de sus plazas más fieles; y Los Ángeles está compuesto por un alto porcentaje de mexicanos que aman su música y que lo han adoptado como suyo.
Si eres fan de Montaner sabrás que este concierto se dio luego de haber sido postergado en par de ocasiones. Montaner dijo en el escenario que habían sido tres años, pero más bien fueron dos años y medio a causa de la pandemia. Al final Montaner por fin pudo reunirse con el público angelino que supo tener paciencia para verlo en concierto. Montaner sabe lo que es esperar, pues al igual que su público, él tuvo que esperar 40 años de carrera para ganar su primer Grammy en el 2021 y otro a la trayectoria en el 2016, el cual dedicó, primero, a Jesucristo y luego “a los venezolanos que salen a las calles hoy día a buscar en los basureros algo para comer, a los presos políticos y a los presos por conciencia como Leopoldo López”, recuerdo que eso fue lo dijo en Las Vegas. Ahí estaba yo como testigo.
Los planes eran que se reuniera con su público en el 2020, pero lo cierto es que “Dios tenía previsto que fuera hoy (el 18 de febrero) y en la fecha 12 de la gira por Estados Unidos”, la penúltima de esa primera parte que luego retomará con recorrido por varios países de Latinoamérica entre los que figuran Colombia, Chile y Argentina, entre otros.
13 motivos para contar y cantar
Vestido de camisa de seda y pantalón negro, traje azul rey y sus acostumbrados tenis de color blanco, Montaner se dejó acompañar en el escenario por 13 músicos, elegantemente vestidos, y por coincidencia, fueron 13 los coniertos que celebró en la primera etapa de este tour. ¿Será el 13 su número de la suerte?
A diferencia de otros conciertos, en los que interactúa con el público de una manera muy amena, el inicio de éste lo mantuvo muy callado. Se observaba serio, con la mirada perdida, pero concentrado en su interpretación. Un sorbo de agua, de uno de los vasos que estaban sobre una mesa pequeña, parecía que lo relaja más allá de lubricar su garganta. En el fondo se observaba un paisaje de atardecer con una hermosa luna, grande y brillante que lo acompañó en la vocalización de su tema “Será”. “Buenas noches Los Ángeles…”, fueron sus primeras palabras al público.
Mantenía la mirada nerviosa y sin pausa en los acordes musicales, la banda lo condujo a darle voz a “Adónde va el amor” que se dejó acompañar con una imagen fría en tono azul y siluetas negras reflejadas en la pantalla.
Al concluir, bebió algo de una taza blanca. Ya no era agua. Globos aeroestáticos y una cascada le dieron la bienvenida al sencillo “El Poder de tu Amor” y fue ahí cuando se soltó los botones del traje. Y como por arte de magia se comenzó a soltar. Recorrió el escenario, su corista tomó la flauta y lo acompañó al centro del escenario. Ricardo ya no se notaba tenso y todo comenzó a cambiar en el escenario del Microsoft.
La gira del cantante venezolano-argentino Ricardo Montaner iniciará en Orlando y culminará en el Microsoft de Los Ángeles
Los casi tres años de espera, habían quedado en el pasado. Sus más de 40 años de trayectoria comenzaban a pesar en el escenario. Montaner estaba de vuelta y su público lo respladó con sus aplausos.
Una imagen del puente de Brooklyn en la pantalla principal me recordaron mis años de soltero en Nueva York, donde por primera vez llevé a mi novia a cubrir un concierto de Montaner en el United Palace del Alto Manhattan . En esa inolvidable velada, mi hoy esposa se enamoró más de las canciones del ídolo venezolano, a quien solamente había oído en la radio y en el tocadiscos de su casa. La misma que ahora 20 años después me acompaña para verlo cantar en un escenario de Los Ángeles.
Precisamente, fue en ese instante cuando a Ricardo se le ocurre compartir la historia de cómo conoció a Marlene. Yo andaba pensando en cómo fue aquella cita con mi esposa en ese concierto del alto Manhattan. Cuando cada canción que sonaba, ella me apretaba el brazo llena de emoción. No pudo ser más acertada su interpretación de “Soy Tuyo” y al fondo vimos un paisaje de flores, mariposas y un molino que adornaban el ambiente.
Al regresar de mi viaje mental por Manhattan, me encontré con Ricardo sentado al centro del escenario y detrás del él estaba proyectada la letra del tema “Te adoraré” en una pagina de un libro rodeado de flores rojas. Tenías que haberlo visto.
Luego bebió otro sorbo de agua, se llevó la silla al lado izquierdo del escenario para cantar una de mis favoritas “Castillo Azul”, un tema que me recuerda a mi época en la secunadaria cuando estaba enamorado de una chica que nunca me hizo caso. El castillo azul estaba pintado al fondo del escenario. Me dio verguenza haber recordado ese momento y esta vez el que sonrió con nervios fui yo.
“Este es nuestro penúltimo concierto de la gira, es el número 12”, dijo Ricardo y se traslado con todo y silla al lado derecho para interpretar con su público “Sólo con un beso”, el cual fue coreado a cabalidad por los presentes Tanta fue la emoción de los coros que el último estribillo lo repitió en varias ocasiones para que lo cantara el público una y otra vez. “Lo logramos, lo logramos y fue en el concierto 12”, dijo emocionado Ricardo a sus músicos. “Hasta cantaron el uuuuuuuu”, agregó al abrazar a sus compañeros mientras todos reían y lo aplaudían sin cesar.
El cantante venezolano se apoya en su familia para mantener el éxito, mientras sigue luchando por su gente de Venezuela
Ahora éste era ya el Ricardo que siempre habíamos visto en escena. El mismo que en plena pandemia me hizo recordar cuando compartió el escenario con sus hijos en un concierto virtual desde Altos de Chavón en la República Dominicana, donde 205.320 de pantallas virtuales se unieron a la transmisión donde Ricardo se reunión con su yerno Camilo y sus hijos para finalmente recaudar más de cuatro millones de dólares. Fue impresionante la convocatoria, pero más impresionantes fue verlos cantar juntos.
Mis recuerdos nuevamente se interrumpieron cuando comenzaron los acordes de la bachata favorita de mi esposa. Me apretó el brazo al oír los acordes de “Resumiendo”, ese tema que dice “tengo cafecito fresco, a la 6 y media de la mañana, tengo ilusión de casarme y llevarte a conocer Caracas”. Ese tema, precisamente fue el que hace más de 20 años se lo dediqué a mi esposa cuando éramos novios y por esa razón sentí el apretón de brazos. Por cierto, sí la llevé a conocer Caracas.
De pronto apareció la imagen de un tren y los acordes de ‘Dios así lo quiso”. El tema que Montaner compartió con su colega Juan Luis Guerra, fue coreado por los presentes, mientras Montaner se mostraba emocionado. Juan Luis no estuvo presente.
Es hora de pararse, llegó “Vamos pa’ la conga”
La algarabía llegó de pronto cuando Montaner invitó a pararse a la audiencia para que lo acompañara en “Vamos pa’ la Conga”. Nadie se hizo de rogar y hasta la corista y los músicos salieron a bailar con los presentes.
Luego cayó “Bésame”, otro de los favortos de mi historia de amor. Este tema fue, definitivamente, el cupido en nuestras vidas. Ella también lo sintió y el apretón del brazo no se hizo esperar, pues evidentemente emocionada ya parecía la segunda corista.
Ricardo siguió con sus historias para contar y cantar y compartió aquella ocasión en la que estaba en un hotel en Chile, rumbo a Viña Del Mar, contemplando la magestuosidad de la Cordillera del Los Andes, paisaje que lo inspiró a tomar su libreta y así fue que nació “Yo puedo hacer”. Ese momento me hizo sentir identificado como periodista que ama ver sus historias plasmadas en el papel, pues cada estrofa se iba reflejando en las primeras páginas de periódicos ficticios con nombres como The Montaner Globe, Daily Montaner, The Montaner Herald, Montaner Times, El Montaner y Montaner Post. Confieso que me dio mucha emoción.
El tema “Me va a extrañar”, tuvo su propia protagonista. Una chica a mi izquierda se levantó de su asiento y la cantó con una pasión entrañable, mientras su pareja tatareaba el tema y grababa desde su celular el apasionado baile frente a su ídolo.
Han pasado casi 45 años desde que Ricardo Montaner grabó su primera canción como artista profesional y gracias a la confianza de haber llegado a un punto en que puede hacer música “sin pensar solo en las ganancias”, se dio el permiso de atender “la necesidad” de sacar al mercado su primer disco dedicado a “la adoración y la alabanza a Jesucristo”.
Así se despidió. Dijo que le gustaba irse a dormir temprano y después de ver la telenovela. “Soy novelero lo confieso. Me gustan las telenovelas de las 9p.m. Las que ponen a las 9p.m. son buenas y las mejores. Además voy a dormir en cucharita con mi esposa”, dijo entre las risas del público.
Pero luego regresó y dijo: “Quiero agradecerle de que me hayan apoyado durante el ensayo y ya es hora de comenzar el concierto”. Eso desencadenó gritos de emoción. Su presentación no había concluído. Y el público se mostró emocionado.
Esta última parte del concierto tuvo un tinte muy espiritual. Montaner, entregado a la religion desde hace hace muchos años, ha dedicado sus composiciones a Dios y aunque algunos interpreten que le canta al amor terrenal, es el amor al Señor a quien sse lo dedica.
Con pasión, Ricardo compartió cómo fue que los Montaner enfrentaron el confinamiento a causa de la pandemia. Dijo que los Montaner son tantos que son como una colmena, donde la aveja reina está al centro y rodeada del abejorro y sus abejas obreras. En ese encierro, toda la familia se reunió en la casa de lsus padres y cada uno tuvo el tiempo y la tranquilidad para crear sus composiciones que más tarde formaron parte de sus producciones. Ricardo creo su disco en ese encierro, lo mismo hicieron Mau y Ricky, la igual que Camilo y Evaluna. Pero hubo un tema que todos crearon en conjunto y fue dedicado la humanidad para que los acompañara en esos momento tan difíciles que estuvimos viviendo con la pandemia. Así nació “Amén” un tema que más tarde fue nominado al Latin Grammy en la categoría Grabación del Año y se convirtió en todo un sucesos en las plaformas digitales.
Más tarde, el patriarca de la Dinastía Montaner interpretó el tema que a lo largo del tiempo se ha convertido en uno de mis favoritos: “Déjame llorar”. Quizás porque su letra habla “del vacío en una habitación y tanta pasión colgada en la pared”. Esa canción en particular yo la escuchaba cuando llegué a este país en busca de oportunidades, pero había dejado mucho atrás y en el vacío de mi habitación recordaba cuando le pedía a Dios que me dejara llorar para recordar a mi familia que estaba en Venezuela.
Luego sentado con un vaso con agua en el centro del escenario le pidió a los presentes que encencieran la luz de su celular a aquellas personas que han sufrido o perdido a un ser querido en esta pandemia. Montaner se sorprendió al ver que eran muchos los que han sido afectados. El Microsoft de pronto se iluminó con miles de luces blancas y a ellos les dedicó los temas “La Gloria de Dios” (el que grabó con su hija Evaluna) y “La Cima de Cielo”, el éxito de 1989 que se incluyó en su álbum “Un toque de Misterio”.
La idea surgió cuando vi una presentación de manera virtual un concierto en tiempo real de sus hijos en Argentina. Quedó tan impacto con esa iniciativa de los celulares y esa noche se lo pidió al público angelino que lo hiciera.
Ricardo Montaner celebró con éxito su primer concierto en vivo vía streaming desde el anfiteatro de Altos de Chavón, en La Romana, República Dominicana) la noche del sábado y antes del lanzamiento de su nuevo sencillo que llegará a sus fans este 23 de diciembre.
Así se despidió de Los Ángeles, con ovaciones de pie, aplausos y sonrisas de su gente que espera verlo pronto nuevamente en el escenario. Lo mismo espero yo y le agradezco sus canciones y mneto vivido, pue al final el que durmió en cucharita fui yo.
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.