Orgullo salvadoreño se despide triunfante del futbol local para conquistar a Stanford - Los Angeles Times
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Orgullo salvadoreño se despide del futbol local en busca de conquistar a Stanford

Daniel Castillo en Furman Park, Downey el Lunes 4 de Septiembre, 2023.
Daniel Castillo en Furman Park, Downey el Lunes 4 de Septiembre, 2023.
(Sarahi Apaez)

El hijo de salvadoreños Daniel Castillo fue admitido por la Universidad de Stanford tras haber alcanzado un puntaje perfecto en la Warren High School de Downey. Daniel dijo que el futbol fue igual de importante como el apoyo de su familia para lograr sus sueños académicos.

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Daniel Castillo salió de su cuarto con una sonrisa nerviosa mientras se tomaba la cara todavía en su asombro. El hijo de salvadoreños se acercó a su madre y le dijo que acababa de recibir una notificación en un correo electrónico de que había sido aceptado a la Universidad de Stanford, una de las instituciones más prestigiosas y selectivas, no solo en Estados Unidos, sino que también del mundo.

La celebración no se hizo esperar y el llanto de sus padres se inundó entre abrazos y gritos. En el mensaje, le ofrecían una beca estudiantil completa para estudiar Ingeniería Civil en la que es considerada el número tres, junto a Harvard y Yale, en el ranking de las Mejores Universidades Nacionales de 2023 US News.

Él también fue aceptado a las Universidades de California, Berkeley, Irvine y Los Ángeles, que fueron las otras opciones que Dani había aplicado en caso de no darse el ir a Stanford.

Alcanzar una puntuación promedio perfecto de 5.0 en su récord estudiantil le pareció una idea absurda e imposible de lograr, sin embargo, con el apoyo de su familia, maestros, consejeros en la escuela y su equipo de futbol de Downey FC, se fue dando cuenta que podía superar quizá lo que para muchos es una imposibilidad.

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“Fue un trabajo en equipo”, dijo Dani a LA Times en Español.

El sacrificio representaba dejar por un lado muchas cosas, pero en sus planes no estaba el de renunciar de participar con Downey FC, el equipo de futbol con el que ha jugado desde que tuviera nueve años y que considera es una de las principales razones por las que se mantuvo enfocado en sus goles académicos. Dani se graduó este año de la Warren High School, de Downey, con los más altos honores.

Sus tareas diarias se acumulaban más de la cuenta debido a que hacía parte del programa de colocación avanzada en la escuela secundaria o “Advanced Placement (AP)”. El programa facilita acceso a cursos de nivel universitario a estudiantes que muestren aptitudes y capacidad para tomar esas clases y eventualmente recibir créditos para la universidad.

Su escuela le presenta a sus estudiantes muchas opciones, para los que tuvieran interés de ser apoyados con las tareas diarias o necesiten ayuda de tutoría para clases que estén enfrentando algún tipo dificultades o aclariciones en algunos temas de estudios. A pesar de toda la carga de trabajo que tenía Daniel, él decidió que no solicitaría este tipo de ayuda.

“Sentí que, si me mantenía organizado, podría hacerlo”, explicó Dani sobre sus labores diarias. “Creo que eso fue la clave de todo, organizarme y darles prioridad a mis estudios, sin sacrificar mi otra pasión que es el futbol”.

Tampoco formaba parte de grupos de estudio con compañeros fuera de clases.

“Realmente no y no es porque no me guste socializar, por el contrario, pero a veces puede haber distracciones en esas reuniones fuera de clases, pero cuando nos asignaban los maestros en sus aulas, sí hacía parte de los grupos”, afirmó.

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El salvadoreño-estadounidense mantenía un horario “casi militar” que fue desarrollando a medida de sus necesidades y que le permitió estar al tope de todas sus clases, que en su momento incluían las de AP. Él sabía que, de lograrlo, le daría una gran ventaja para poder ser parte de la universidad que tenía en mente entre las que planeaba aplicar.

La consistencia fue otro de los “secretos” para este logro.

“Cuando me iba a entrenar, regresaba y seguía con mis tareas hasta las 11 p.m. o medianoche casi todos los días”, recordó el joven de 18 años. “Tenía que manejar todo de manera ordenada, con mis tareas, entrenamientos y demás. También me aseguraba de tener tiempo suficiente para dormir. Mi mamá a veces me encontraba muy tarde estudiando y me pedía que durmiera, pero estaba enfocado en lo que quería y sentía que todo ese sacrificio valdría la pena algún día”.

Daniel es el segundo de tres hermanos. Sus padres llegaron a los Estados Unidos en busca de un mejor futuro y oportunidades.

“Uno de los problemas de nosotros de los que venimos a este país, es que tenemos que trabajar tanto el papá y la mamá y hay una época en la que [los hijos] necesitan tener a alguien ahí presente en esa etapa de desarrollo”

— Saúl Castillo, padre de Dani

“Solo quiero pagarles todo el sacrificio que hicieron y que han hecho por mí y mis hermanos”, dijo Daniel. “No creo que fuera justo ser flojo y no buscar algo mejor para mí, tal como ellos lo desean. Muchos de mis amigos no tienen la misma sociedad que tienen mis padres”.

Sus padres inmigraron por separado en los años 1990. Saúl provino del municipio de Jucuapa, del departamento de Usulután, mientras que Mirna lo hizo desde San Miguel, una ciudad al oriente. Tiempo después, se conocieron y entablaron una relación. La pareja tiene 26 años de matrimonio.

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La visión de ambos era muy similar sobre lo que querían para entablar un núcleo familiar y del futuro educacional de los hijos, que poco a poco fueron llegando.

Ellos decidieron que, para lograr educar a sus hijos de la mejor manera, tendrían que dedicar todo el tiempo posible a ellos. Por esto, Saúl se convirtió en el único proveedor financiero del hogar con su profesión de camionero, mientras que Mirna haría las labores de ama de casa, enfocando toda la atención posible en el desarrollo de los chicos.

“Es una estructura que funcionó para nosotros, mi hermano mayor pudo ir a la universidad para estudiar medicina y ahora estoy en esta situación y seguramente mi hermanito logrará hacer algo por sí mismo en el futuro”, dijo Daniel.

El trabajo de Saúl consiste en manejar un camión de carga regularmente afuera de California, en viajes que toman hasta una semana para regresar a casa.

“Uno de los problemas de nosotros de los que venimos a este país, es que tenemos que trabajar tanto el papá y la mamá y hay una época en la que [los hijos] necesitan tener a alguien ahí presente en esa etapa de desarrollo”, explicó Saúl. “Esta decisión la tomamos juntos y quizá económicamente no nos favoreció mucho porque si mi esposa trabajara nos fuera mejor, pero pienso que no nos equivocamos en la decisión que tomamos y no puedo pedirles más a mis hijos en estos momentos”.

Estudiar en una universidad puede acarrear gastos astronómicos incluso para familias con un estatus mediano alto de ingresos.

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“Hay que dejar de conformarnos y de sentirnos inferiores a los demás. Somos iguales porque todos tenemos las mismas oportunidades”

— Mirna Castillo, madre de Dani

Stanford le ofreció a Daniel una beca completa que se encargará de cubrir los gastos de matrícula, hospedaje y comida. El precio por año de matrícula con hospedaje, para un estudiante no licenciado, es de $82,406 en 2023-24 y se espera un incremento del 4% de este durante el año según el periódico digital de la universidad The Stanford Daily.

“En el papel, todo está en nuestra contra”, afirmó Saúl. “Debemos preocuparnos por la educación de nuestros hijos… para mí ese es el ‘sueño americano’. Todo inicia también con disciplina. Escucho de padres que dicen que sus hijos se duermen a las 3 a.m. con el celular en la mano, a mis hijos les enseñamos a dejar su celular cargando en la sala durante la noche”.

Según Mirna, sus hijos han sido siempre conscientes en el sacrificio de ella y su pareja, por lo que han estado dispuestos a colaborar de cualquier forma en el hogar. Aunque, dice ella, al igual que otros jóvenes, sus hijos han pasado por etapas difíciles, en particular durante su adolescencia.

“La ilusión de ellos siempre ha sido querer ayudarnos”, dijo Mirna. “Tienen sus épocas de rebeldía, como que no quieren seguir con algo. Dani, de pronto, llegó un momento que no quería jugar tampoco, pero mantenerlos ocupados los motiva a seguir echándole ganas”.

El conformismo es uno de los problemas que Mirna ve en la comunidad latina, pues, “sienten que con solo llegar a Estados Unidos es suficiente”, algo que es visto por muchos como un gran logro y prefieren no esforzarse para superarse.

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“Hay que dejar de conformarnos y de sentirnos inferiores a los demás”, dijo Mirna. “Somos iguales porque todos tenemos las mismas oportunidades”.

El futbol también tiene un lugar importante en la vida de Daniel, pues le permitió aprender del trabajo en equipo, disciplina y buscar maneras de mejorar de la forma más creativa.

El defensa central se convirtió en el líder del conjunto formado por el entrenador José Jaimes hace nueve años.

Dani es el último jugador que se despide de esa generación iniciada por Jaimes ante su inminente viaje al norte de California, en donde iniciará una nueva etapa en su vida.

“Es un líder, lo ha sido por mucho tiempo… es mi capitán”, dijo Jaimes. “Él alienta al resto cuando las cosas no están saliendo bien. Juntos hemos ganado todo en todos los niveles, incluyendo las Nacionales. Le he dicho que cuando esté allá, que busque seguir en el futbol, si no es en este semestre, que sea en el siguiente”.

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El llegar siempre de primero a los entrenamientos, buscando mejorar su técnica de juego mientras controla una pelota de tenis con su cabeza, pecho y piernas sin dejarla caer y servir de apoyo a iniciar los calentamientos, son algunos de los ejemplos que Dani deja a la siguiente generación de futbolistas locales que harán parte del club Downey FC.

Jaimes destacó el apoyo de los padres durante los entrenamientos y partidos de su hijo.

“No sé qué será de nosotros cuando no lo tengamos en la cancha, realmente no lo he pensado y es algo que debería haber estado haciendo, pero no es algo que honestamente he querido afrontar”, dijo Jaimes entre risas. “Mis respetos a la familia. Ellos siempre han estado muy pendientes. No solo apoyándolo a él, pero también a mí. Si fuimos a Nacionales, ahí van… siempre con el apoyo, nunca negativos. Son unos padres ejemplares y por eso el chico está donde está”.

“Siempre me han dicho que no me conforme con lo que ya puedo hacer, que busque siempre más. Me han dado lecciones que puedo usar en la vida y en el deporte, es algo que se intercala, que puedes usar fuera de las canchas. Siempre empujar hacia adelante”

— Daniel Castillo, orgullo salvadoreño que estudiará en Standford este otoño

Jaimes, quien ha sido un mentor para Daniel, y recientemente Óscar Ibarra, quien es un entrenador que se unió al equipo hace un año, han sido otras voces de aliento fuera de la familia Castillo.

“Siempre me han dicho que no me conforme con lo que ya puedo hacer, que busque siempre más”, dijo Daniel. “Me han dado lecciones que puedo usar en la vida y en el deporte, es algo que se intercala, que puedes usar fuera de las canchas. Siempre empujar hacia adelante”.

Ser parte de un club puede resultar costoso y es otro de los sacrificios que la pareja Castillo hizo para permitir que Daniel viaje con el equipo a distintos torneos a lo largo de Estados Unidos.

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“Han viajado mucho, como Idaho, la Florida, Arizona, Nevada”, afirmó Mirna. “Siempre cuesta, todos los viajes, los torneos y demás, pero ha valido la pena”.

El 26 de septiembre será el primer día de clases de otoño para Daniel en Stanford, en lo que será su nueva casa por los siguientes cuatro años y en donde su familia lo acompañará en un viaje de alrededor de siete horas en auto para desearle suerte en su nueva aventura.

“Tengo un poco de nervios, pero voy a dar lo mejor de mí”, aseguró el capitán de Downey FC.

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