California fue asfixiada por el humo de los incendios forestales. ¿Qué tan malo es para nuestra salud?
Durante semanas, millones de californianos fueron asfixiados por el humo de los incendios forestales. Muchos se preocupan por los impactos a largo plazo en la salud.
Durante semanas, millones de californianos fueron sofocados por el humo de una explosión récord de incendios forestales que arrasaron pasto, arbustos, bosques de coníferas, casas y parques de casas móviles, y que causaron ojos llorosos, pulmones ardiendo y cielos brillando de color naranja.
La gente sufría dolores de garganta, dolores de cabeza y de pecho. Muchos se enclaustraron en interiores cuando la contaminación aumentó a niveles “peligrosos”, o peor aún, en el Índice de Calidad del Aire.
Si bien la mayoría de las personas no se vieron amenazadas directamente por los incendios que ardían en la Costa Oeste, el humo transportaba peligros para la salud a casi todos los rincones del estado. Los funcionarios estatales de calidad del aire no conocen ningún precedente de que tanta gente respire niveles tan altos de humo de incendios forestales durante tanto tiempo.
Incluso cuando la calidad del aire comienza a mejorar, muchos siguen preocupados por los impactos en la salud a largo plazo.
“Francamente, en realidad no sabemos acerca de los efectos a largo plazo del humo porque las exposiciones de la comunidad no habían durado tanto antes”, dijo el Dr. John Balmes, profesor de medicina en UC San Francisco y miembro de la Junta de Recursos del Aire de California.
Los expertos en salud están bastante seguros de que tales niveles de humo de incendios forestales causaron un daño significativo inmediato al agravar las afecciones pulmonares y cardíacas crónicas, desencadenando ataques de asma, accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. Los científicos también sospechan que el humo denso ha reducido las defensas de las personas contra el coronavirus y las ha puesto en mayor riesgo de síntomas graves.
Pero la cuestión del daño duradero a la salud sigue siendo más confusa. Aunque el vínculo entre la exposición crónica a la contaminación por partículas finas en el smog urbano y los problemas de salud a largo plazo está bien establecido gracias a miles de estudios y décadas de investigación, ha habido relativamente poca exploración en lo que respecta al humo de los incendios forestales.
Comprender las consecuencias a largo plazo es fundamental, dijeron los científicos, porque el humo de los incendios forestales es un peligro creciente para la salud, siendo responsable de una parte cada vez mayor de la contaminación por partículas finas en todo el oeste de EE.UU, y con el cambio climático que calienta y seca los paisajes -lo que ayuda a alimentar incendios más intensos- pueden esperarse más días con humo en el futuro.
Contaminación sin precedentes
Solo en el último mes, los incendios han generado tanto las lecturas más altas como los niveles más dañinos para la salud de la contaminación por partículas finas desde que comenzó el monitoreo continuo a fines de la década de 1990, informaron funcionarios de calidad del aire de California.
En las primeras semanas de la tormenta de fuego, aproximadamente la mitad de la población de California, unos 19.6 millones de personas, experimentaron niveles de humo de incendios forestales que excedieron los estándares de salud, principalmente al norte de Grapevine, según la Junta de Recursos del Aire del estado. Para el fin de semana pasado, el humo se había extendido por el Sur de California y casi todos los rincones del estado, con casi el 95 por ciento de los californianos expuestos a niveles de contaminación no saludables, estimó la agencia de calidad del aire.
Los datos de monitoreo publicados esta semana por la Junta de Recursos del Aire mostraron que 15 de las 20 principales lecturas de contaminación por partículas finas registradas en California se crearon durante los incendios del último mes. La concentración más alta hasta ahora se produjo el martes en Mammoth Lakes, donde las concentraciones de pequeñas partículas de hollín conocidas como PM2.5 alcanzaron los 660 microgramos por metro cúbico, más de 18 veces el estándar de salud federal de 35 y más allá del rango del Índice de Calidad del Aire.
“Estos son niveles sin precedentes de contaminación del aire”, dijo Bonnie Holmes-Gen, jefa de la rama de evaluación de exposición y salud de la Junta de Recursos del Aire.
Grandes áreas de California se han visto afectadas por un denso humo en el pasado. El episodio más extendido antes de este año, según los funcionarios de calidad del aire, fue durante el Camp Fire de 2018, cuando una contaminación nociva se extendió por toda la parte norte del estado. El humo duró alrededor de 13 días y afectó aproximadamente al 60% de la población de California. Los incendios del verano de 2008 también trajeron semanas de humo nocivo generalizado al norte y centro de California.
Como el tabaco, sin nicotina
El humo de los incendios forestales es distinto del smog urbano típico y consta de miles de compuestos. Su composición varía mucho según el tipo de combustible que se quemó y cuándo.
Un gran fuego quema el material de manera más completa, descomponiendo los combustibles en sus elementos más esenciales. Un fuego más ligero, uno que deja atrás madera negra y marrón humeante, puede liberar más partículas tóxicas, dicen los expertos. Y un incendio que quema casas puede liberar una mezcla de sustancias químicas potencialmente más tóxicas de plásticos, muebles y materiales de construcción.
Como producto de la combustión de madera, hojas y otros materiales, el humo de los incendios forestales está más cerca del humo del tabaco que de los gases de escape de diesel, y consiste en partículas a base de carbono con “hidrocarburos complejos y desagradables en su superficie” y gases irritantes que son carcinógenos conocidos, expuso Balmes.
“La dosis suele ser menor que la de inhalar directamente de un cigarrillo encendido”, señaló Balmes. “Pero la dosis produce el veneno... y la comunidad está recibiendo una dosis mayor de la que hemos tenido antes debido a estos múltiples días seguidos de mala calidad del aire”.
Algunos de los incendios más intensos del mundo producen humo que se eleva a la atmósfera y envuelve miles de kilómetros alrededor del globo, dijo Barry Lefero, gerente del Programa de Composición Troposférica de la NASA, que utiliza un avión DC-8 que da vueltas al planeta estudiando el humo de los incendios forestales. Con las grandes quemas “el humo sube más alto en el aire, es más flotante, puede viajar más lejos, pero por la noche el fuego se apaga, la humareda queda atrapada y fumiga los valles que se llenan de humo”.
Efectos a corto plazo
De todos los ingredientes del humo de los incendios forestales, los más preocupantes para los científicos son las partículas microscópicas conocidas como PM2.5 porque tienen menos de 2.5 micrones de diámetro. Se pueden inhalar profundamente en los pulmones y pasar al torrente sanguíneo.
A corto plazo, esas pequeñas motas de contaminación pueden irritar los ojos, la nariz y la garganta y causar tos, opresión en el pecho y dificultad para respirar, incluso síntomas similares a los de la gripe en personas por lo demás sanas. Pero plantean riesgos más graves para los niños pequeños, las mujeres embarazadas, los trabajadores al aire libre, los ancianos y especialmente a la gente con enfermedades crónicas como asma, enfermedades pulmonares y cardiopatías.
Balmes dijo que niveles tan altos de humo de incendios forestales a lo largo de la Costa Oeste probablemente hayan aumentado el número de pacientes que buscan atención médica por ataques de asma, infartos, derrames cerebrales y otros problemas de salud agravados por la contaminación del aire.
“Y cuanto más tiempo tengamos aire en mal estado”, señaló, “mayor será la exposición acumulada, y eso aumenta el riesgo de estos resultados adversos”.
Los investigadores de la Universidad de Stanford, Marshall Burke y Sam Heft-Neal, hicieron un cálculo estimando que la exposición al humo probablemente ha causado entre 1.000 y 3.000 muertes en exceso y 5.000 visitas adicionales a la sala de emergencias en California en el último mes.
Francesca Dominici, profesora de bioestadística en Harvard T.H. Chan School of Public Health, dijo que su estimación es creíble y que el enfoque general tiene sentido.
“Existe una gran literatura epidemiológica que muestra una fuerte evidencia de cambios a corto plazo en PM2.5 y un mayor riesgo de mortalidad”, manifestó.
Las preocupaciones sobre un mayor riesgo de COVID-19 provienen de investigaciones anteriores que muestran que el aire sucio hace que las personas sean más susceptibles a contraer infecciones respiratorias similares, como neumonía, y a desarrollar síntomas más graves. Los científicos sospechan que eso también está sucediendo con el coronavirus.
Incluso si el número de casos nuevos sigue siendo el mismo, podría haber complicaciones de salud más graves debido a la forma en que la contaminación del aire inflama los pulmones y “simplemente no permite que el sistema inmunológico responda correctamente a este tipo de infección”, dijo Tarik Benmarhnia, profesor de epidemiología en la Institución de Oceanografía y Facultad de Medicina Scripps de UC San Diego. “Realmente espero estar equivocado, pero lo que se prevé ver en las próximas semanas es un aumento en la tasa de mortalidad por COVID-19”.
Riesgos a largo plazo
Los científicos tienen buenas razones para esperar que la exposición crónica al humo de los incendios forestales pueda causar algunos de los mismos daños a la salud a largo plazo que la contaminación urbana típica de partículas finas u hollín. Ese tipo de contaminación, que en California es generada principalmente por vehículos motorizados, está relacionado con una variedad de problemas de salud, incluidas miles de muertes prematuras cada año.
El humo de los incendios forestales podría ser incluso más dañino, destacó Benmarhnia, quien citó estudios que muestran que las mismas concentraciones de partículas finas, cuando provienen de incendios forestales, “parecen ser mucho más tóxicas para el sistema respiratorio en comparación con las PM2.5 de otras fuentes”.
Los científicos no lo saben con certeza debido a la escasez de investigaciones sanitarias a largo plazo. A pesar de todos los años de estudio que hemos dedicado a los gases de escape de los vehículos y los cigarrillos, nuestra comprensión de este elemento fundamental en la existencia de nuestro planeta está en su relativa infancia.
Los pocos estudios que se han completado generalmente han involucrado a grupos como los bomberos forestales. Hay investigaciones que sugieren que tienen un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y cáncer de pulmón, pero eso se extrapola principalmente de lo que ya se sabe sobre la exposición a PM2.5 de otras fuentes de contaminación, como el tráfico.
Uno de los estudios más relevantes no se enfocó en humanos, sino en monos macacos Rhesus en un centro de investigación de primates en el campus de UC Davis que estuvieron expuestos a altos niveles de contaminación PM2.5 durante un período de 10 días en los incendios forestales del verano de 2008. El estudio encontró que los monos tenían una función reducida en sus pulmones y su sistema inmunológico años después, en comparación con los monos que no estuvieron expuestos a altos niveles de contaminación cuando eran bebés.
Pero incluso esos hallazgos se produjeron después de exposiciones más breves y niveles de contaminación más bajos que los que los californianos han vivido desde agosto, señaló Holmes-Gen de la Junta de Recursos del Aire.
Preguntas persistentes
Actualmente se está llevando a cabo una serie de nuevas investigaciones sobre los efectos del humo en la salud.
Rebecca Schmidt, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud Pública de UC Davis, está realizando un estudio a largo plazo sobre los efectos del humo en las mujeres embarazadas que comenzó en respuesta a los incendios de 2017 en Napa y Sonoma. Escuchó a madres embarazadas que se vieron afectadas por el humo, que tenían tos, ojos llorosos y otros síntomas, y quería saber qué decía la ciencia sobre los impactos en sus bebés en desarrollo.
“Realmente no se hizo mucho en relación a ese tema”, dijo Schmidt. “Solo hubo un par de estudios”.
El proyecto de Schmidt ahora incluye a unas 400 mujeres que estaban embarazadas durante o poco después de los incendios forestales en el norte de California a lo largo de los últimos tres años. Ella planea reclutar participantes adicionales este año que pueden haber enfrentado una exposición acumulativa al humo aún mayor debido a los incendios recientes.
“Lo que realmente nos interesa es ver lo que está sucediendo a largo plazo y si esas primeras respuestas biológicas van a tener impactos con el paso del tiempo, y eso todavía no lo sabemos”, dijo. “Se sabe muy poco sobre los incendios forestales, específicamente la exposición al humo y los impactos a largo plazo en la salud”.
Mientras tanto, otro estudio en curso en Montana ha reportado nuevos hallazgos preocupantes que sugieren que el humo de los incendios forestales daña los pulmones de las personas mucho después de que el humo desaparece.
Los investigadores evaluaron la salud de las personas en la pequeña comunidad de Seeley Lake, en las afueras de Missoula, que estuvo cubierta por un denso humo de incendios forestales durante 49 días en los devastadores incendios forestales de 2017. Las pruebas de seguimiento mostraron que había disminuido la función pulmonar por un lapso de dos años tras los incendios, con un porcentaje de residentes que cayeron por debajo de los niveles normales, más del doble en 2018, y se mantuvo bajo un año después.
Como escribieron el inmunólogo de la Universidad de Montana Christopher Migliaccio y sus colegas en un estudio publicado el mes pasado, “estos hallazgos sugieren que el humo de los incendios forestales puede tener efectos duraderos en la salud humana”.
Olas de humo, impactos climáticos
Aunque al menos una parte de la contaminación PM2.5 de California siempre ha provenido de incendios, en los últimos años la mayor parte ha sido generada por vehículos motorizados y fuentes industriales. Pero a medida que las emisiones de los vehículos disminuyen y el clima se calienta, los científicos esperan que la mayor parte de esa contaminación provenga del humo de los incendios forestales en las próximas décadas.
“Siempre hemos estado expuestos al humo, pero está empeorando en estos días”, dijo Carsten Warneke, científico investigador de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. “Y lo notamos mucho más a medida que mejoramos el resto de la contaminación del aire”.
Otro equipo de investigadores acuñó el término “ola de humo” para describir episodios de alta contaminación del aire por incendios forestales que duran dos o más días. En un estudio de 2016, proyectaron un gran incremento en la frecuencia e intensidad de los eventos de olas de humo que afectarán a decenas de millones de personas en el oeste de EE.UU si los gases de efecto invernadero continúan aumentando moderadamente. El norte de California y el oeste de Oregón se encuentran entre las áreas “que probablemente sufrirán la mayor exposición al humo de los incendios forestales en el futuro”.
Los reguladores de California, que durante décadas han librado una guerra lenta pero exitosa contra el smog, también se ven obligados a enfrentar los incendios forestales como una amenaza cada vez mayor para su labor en reducir las emisiones y frenar el calentamiento global.
“Nos preocupa que la contaminación por humo socave todos los esfuerzos que estamos haciendo para reducir la contaminación por partículas y limpiar el aire”, dijo Holmes-Gen de la Junta de Recursos del Aire del estado.
Los científicos también se preocupan por lo que depara el futuro debido al papel que juegan las emisiones de incendios forestales en lo que se llama un “ciclo de retroalimentación climático”, en el que el calentamiento global engendra más calentamiento.
“El incremento de las emisiones globales conduce a temperaturas más altas, que luego crean condiciones más secas y propensas a incendios”, escribieron investigadores del grupo de expertos del Instituto de Recursos Mundiales en una publicación de blog esta semana. “Con más incendios, aumentan las emisiones, lo que perpetúa el ciclo completo”.
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