El encuentro casual de la terapeuta de Hollywood con un exnovio podría haber derivado en su muerte
Amie Harwick, atacada mortalmente en su residencia de Hollywood Hills, había solicitado órdenes de protección contra el exnovio arrestado en su muerte.
En los años después de dejar una relación tóxica con un fotógrafo independiente, Amie Harwick prosperó. Obtuvo un doctorado en sexualidad humana, construyó una base de pacientes sólida para su práctica de terapia, escribió un manual erótico para mujeres y disfrutó de un romance de alto perfil con el comediante Drew Carey.
Luego, el mes pasado, se encontró con su ex novio, Gareth Pursehouse, en un evento profesional al que ella asistió y donde él era el fotógrafo.
“Fue la peor suerte posible”, declaró el terapeuta sexual de Beverly Hills Hernando Chaves, un amigo cercano que estuvo con Harwick en el evento. El encuentro casual, señaló Chaves, pareció “reavivar su obsesiva preocupación por ella”.
Harwick, de 38 años, fue atacada fatalmente en su residencia de Hollywood Hills en la madrugada del sábado, y las autoridades arrestaron a Pursehouse, de 41 años de edad y residente de Playa del Rey, bajo sospecha de asesinato. Según su cuenta de LinkedIn, Pursehouse trabajó como desarrollador de software y fotógrafo.
Algunos amigos dicen que Harwick consideraba en gran medida la relación como algo del pasado, hasta ese encuentro fortuito de enero.
“Ella comentó que, cuando él la vio, se volvió loco. Perdió la cabeza, hizo una escena”, expresó su amiga Vera Duffy, quien entrevistó a la terapeuta para un podcast tres días después y habló fuera de micrófono sobre el incidente. Harwick le confió, recordó también, que Pursehouse la culpaba por haber arruinado su vida. “Estaba muy asustada... Me dijo: ‘¿Qué voy a hacer? Le hablé de esto a mi compañera de piso, tengo seguridad en casa”, recordó Duffy.
La policía fue convocada a la residencia de Harwick en la madrugada del sábado, cuando se recibieron reportes de gritos por parte de una mujer. Los oficiales la encontraron inconsciente y herida de muerte bajo un balcón del tercer piso, con heridas consistentes con una caída.
Su compañera de apartamento, que se encontró con los agentes en la calle, afirmó que Harwick había sido atacada en la casa y que él había escapado por poco, saltando una barda, comentaron las autoridades.
Los investigadores del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) que buscaban pistas en la casa de Harwick encontraron “posible evidencia de un enfrentamiento en el piso de arriba, como de una entrada forzada a la residencia”, señaló el departamento en un comunicado.
Pursehouse está detenido, con una fianza establecida en $2 millones, según los registros carcelarios.
No está claro cómo el hombre sabía dónde vivía Harwick. La pareja había convivido por un par de años hace una década en otro lugar, relataron los amigos de la víctima. Su relación se deterioró y Harwick solicitó dos veces órdenes de restricción contra él, según los registros judiciales.
Le concedieron una orden de restricción temporal en 2011, pero aparentemente no asistió a una audiencia en la sede del Tribunal Superior en Van Nuys y la orden fue desestimada “por falta de seguimiento”, muestra un expediente electrónico.
Nueve meses después, Harwick regresó al mismo tribunal y obtuvo otra orden de restricción temporal. En una audiencia de abril de 2012 para evaluar la extensión de la medida, ella y Pursehouse presentaron pruebas y el juez le otorgó la solicitud de protección, según el expediente.
Qué la llevó a pedir las órdenes de restricción y los términos de esas medidas no está revelado en los expedientes, y los archivos no se encontraban disponibles el lunes, debido al feriado del Día de los Presidentes.
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Entre el círculo de pacientes, amigos y colegas de Harwick, había una sensación de sorpresa e incredulidad. Varios de los entrevistados hablaron en presente para referirse a la compasión y empatía de la víctima.
En una declaración escrita, Drew Carey afirmó sentirse “abrumado por el dolor”. “Amie y yo tuvimos un amor de esos que, con suerte, se tienen una vez en la vida”, afirmó. La pareja salió durante dos años y se comprometió antes de separarse, en 2018. “Era una fuerza positiva en el mundo, una defensora incansable y sin complejos de las mujeres, y una apasionada por su trabajo como terapeuta”.
Además de atender en su consultorio privado en West Hollywood, Harwick escribía sobre sexualidad para varias revistas y fue autora del libro de 2014 “The New Sex Bible for Women” (La nueva biblia del sexo para mujeres).
Antes de convertirse en terapeuta, había trabajado como artista de performance y lanzallamas. Ese trabajo le dio empatía por muchos de los personajes extraños de Hollywood, incluidos actores de cine para adultos y trabajadores sexuales, aseguraban sus amigos.
También era voluntaria de la entidad sin fines de lucro Pineapple Support Services, que brinda servicios de salud mental de bajo costo para empleados en la industria del cine para adultos. En ese marco, atendía pacientes de forma individual y dirigía un grupo de apoyo semanal.
“Ella realmente quería ayudar a la sociedad, y tenía muchas ideas geniales para llegar a las comunidades desatendidas”, aseguró el terapeuta sexual de Los Ángeles Moushumi Ghose, quien fue docente de Harwick.
Entre sus especialidades, la terapeuta ayudaba a las mujeres a reconocer las relaciones abusivas y les ofrecía apoyo mientras se separaban. Para Chaves, amigo desde hace mucho tiempo, la forma en que murió sólo enfatiza lo difícil que es ese trabajo.
“Ella hizo todo lo posible para protegerse, y esta persona aún así la buscó y fue violenta con ella”, expresó. “Eso es lo que espero que la gente vea, no el sensacionalismo de su relación con Drew Carey o que ella era una ‘terapeuta sexual de Hollywood’... sino que nuestro sistema no protege a las mujeres”.
Entrevistada el mes pasado en el podcast “Datey Ladies” presentado por Duffy y su hermana, Barbara Ann, Harwick afirmó que intentaría brindar al público en general una especie de ‘guía’ de todo lo que había aprendido sobre las relaciones. “Una de las cosas más aterradoras sobre esto”, reflexionó Barbara Ann Duffy, “es que Amie tenía límites más saludables que muchas mujeres, y eso sólo parecía desafiar más a esa persona que quería lastimarla”.
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