Nueve años después del tiroteo con un hombre guatemalteco, los oficiales de LAPD cuentan con ayuda para identificar idiomas indígenas - Los Angeles Times
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Nueve años después del tiroteo con un hombre guatemalteco, los oficiales de LAPD cuentan con ayuda para identificar idiomas indígenas

Janet Martinez and her mother, Odilia Romero, who train LAPD in communicating with indigenous people
Janet Martínez, a la izquierda, y su madre, Odilia Romero, lideraron una iniciativa para ayudar a los oficiales de LAPD a comunicarse mejor con los inmigrantes de las comunidades indígenas mexicanas y centroamericanas.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

En 2010, la policía mató a un hombre que hablaba un idioma indígena y no cumplió con las órdenes en inglés y español. Ahora, están recibiendo ayuda para encontrar intérpretes y mejorar la comunicación.

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El oficial en la recepción de la estación Rampart de LAPD no podía entender el idioma en que hablaban la angustiada madre y su hija. Entonces llamó al intercomunicador para pedir ayuda.

Mientras escuchaba a la madre, la oficial Lucia McKenzie identificó un ritmo familiar. “Le dije ‘¿quiché?’, y ella se puso súper feliz, con una gran sonrisa en su rostro”, relató McKenzie.

El quiché, hablado por los mayas guatemaltecos, es una de las muchas lenguas indígenas habituales entre las comunidades de inmigrantes de Los Ángeles. Más adelante este mes, los oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles comenzarán a llevar tarjetas de bolsillo que puedan ayudarlos a identificar un idioma indígena y, si es necesario, llamar a un intérprete. La ciudad es el hogar de mexicanos que hablan idiomas como zapoteco, mixteco y triqui, así como de mayas guatemaltecos que hablan quiché ‘y q’anjob’al.

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“Desafortunadamente, siempre supusimos que todos eran mexicanos, que hablaban español y que podíamos transmitirles el mensaje sobre crear confianza y trabajar con nosotros en español”, explicó Al Labrada, un comandante de la Oficina del Sur del LAPD. “No nos habíamos tomado el tiempo de identificar a los líderes clave de la comunidad que podían ayudarnos a cerrar esa brecha”.

La necesidad de tal alcance se hizo muy clara a raíz de un tiroteo policial, en 2010.

En una tarde de septiembre de ese año, cerca de la intersección de 6th Street y Union Avenue, en Westlake, los oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles se encontraron con Manuel Jaminez Xum, un jornalero guatemalteco de 37 años de edad, que presuntamente estaba borracho y amenazaba a los transeúntes con un cuchillo. Las autoridades señalaron que la policía le había ordenado repetidamente, en inglés y español, que soltara el arma, pero que Jaminez levantó el cuchillo sobre su cabeza y se dirigió hacia un oficial, quien finalmente abrió fuego. Jaminez falleció en el lugar.

El tiroteo, que luego fue declarado como justificado por el cuerpo de supervisión de LAPD, desató protestas violentas en el vecindario, fuertemente inmigrante. El hecho de que Jaminez hablara quiché subrayó que hay personas en las comunidades de inmigrantes mexicanos y centroamericanos de Los Ángeles que no manejan el español con fluidez.

Poco después, los líderes de la comunidad indígena mexicana comenzaron a organizar capacitaciones para oficiales en LAPD, un departamento cuya fuerza está integrada casi en un 50% por latinos.

Más del 20% de la población de México se considera indígena; en Guatemala, más del 40% de los residentes han sido clasificados como mayas.

No hay un censo sobre la cantidad de indígenas que viven en Los Ángeles. Los idiomas que hablan pueden ser tan diferentes del español como el chino del inglés, y contener docenas de variantes. Hay 32 idiomas mayas, por ejemplo, explicó Danny Law, un lingüista de la Universidad de Texas en Austin que participó en la capacitación de conciencia cultural. “El sólo hecho de conocer esa posibilidad es muy importante”, indicó el especialista. “Un oficial de policía podría tener la impresión de que la persona con la que está hablando no coopera intencionalmente”.

Officer Lucia McKenzie at the LAPD Rampart station in Westlake
La oficial Lucía McKenzie en la estación Rampart, de LAPD, en Westlake. Cuando un hablante de lengua quiché llegó ahí, hace aproximadamente un año, McKenzie llamó a Odilia Romero, una líder de la comunidad oaxaqueña, que forma parte de una red de intérpretes indígenas.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

En la estación Rampart ese día, hace aproximadamente un año, McKenzie llamó a Odilia Romero, una líder comunitaria de Oaxaca con la que había trabajado para organizar los entrenamientos de conciencia cultural. Romero ayuda a liderar el Frente Binacional de Organizaciones Indígenas, un grupo que promueve los derechos de los pueblos indígenas y tiene una red de intérpretes. Ella conectó a la atribulada madre con un intérprete que hablaba quiché. Poco después, la estación logró presentar un caso de ataque con participación de pandillas, en el que los detectives podían trabajar. “Esta persona se fue de aquí en paz”, señaló McKenzie. “Normalmente sus voces no se escuchan, son las víctimas perfectas”.

Los defensores advierten sobre los errores que pueden ocurrir cuando quienes hablan poco español son presionados para comunicarse con un oficial bilingüe.

“Si los primeros en responder, como el Departamento de Policía de Los Ángeles, o el Departamento de Bomberos, no saben que hay diversidad de idiomas, que existe este grupo de personas, entonces se pierden muchas cosas”, señaló Romero. “Si alguien es víctima de violencia doméstica, de una violación, [el perpetrador] puede quedar en libertad si no tiene un intérprete”.

Mourners carry casket of Manuel Jaminez Xum in Guatemala in 2010
Dolientes en Guatemala llevan el ataúd de Manuel Jaminez Xum por las calles de su pueblo natal, en 2010. Su muerte, a manos del Departamento de Policía de Los Ángeles, arrojó luz sobre el hecho de que hay personas en las comunidades de inmigrantes mexicanos y centroamericanos de la ciudad que no hablan español con fluidez.
(Esmeralda Bermudez / Los Angeles Times)

Durante las sesiones de capacitación policial, los oradores discutieron los prejuicios hacia los pueblos indígenas dentro de la cultura latinoamericana. Gaspar Rivera-Salgado, profesor de estudios laborales en UCLA, le dijo a los oficiales, incluidos muchos de México, que en 2012 el Distrito Escolar de Oxnard prohibió el epíteto racial oaxaquita, o pequeño oaxaqueño.

Romero, quien trabaja como intérprete zapoteca, generó amistad con los oficiales. Un domingo reciente, le envió un mensaje de texto a Adrián González, un capitán de patrulla en la División Rampart de LAPD. En el texto, le dijo que había escuchado que los agentes habían hecho un operativo en el mercado callejero guatemalteco y confiscado suministro de los vendedores, un rumor que no era exacto. “Cada vez que la comunidad tiene problemas, acuden directamente a ella porque hay confianza”, comentó González, “y ella me contacta para desmentirlo”.

Según Labrada, los oficiales no usan intérpretes indígenas regularmente. En la mayoría de los casos, un pariente puede ayudar. Pero en situaciones más complicadas, los agentes contactan a Romero. También pueden solicitar el uso del servicio de interpretación por teléfono de LAPD.

Las tarjetas de bolsillo, que ya existen para la lengua de signos coreana y americana, deberían facilitar las cosas. Suponiendo que la persona indígena entiende algo de español, un oficial puede preguntarle en ese idioma de qué ciudad es, y si habla uno de los nueve idiomas indígenas que figuran en la tarjeta, que también contiene números de contacto de la organización de Romero.

El Frente Binacional de Organizaciones Indígenas, totalmente voluntario, tiene una red de aproximadamente 150 intérpretes indígenas en EE.UU. Para la lengua mixe, deben llamar a un contacto en Oaxaca. “Hay una gran comunidad mixe en Los Ángeles, pero no hemos encontrado a alguien que pueda ayudarnos”, dijo Janet Martínez, hija de Romero, quien ayudó a coordinar la capacitación.

LAPD senior lead officers Robert Solorio and Iris Santin near MacArthur Park
Los oficiales principales de LAPD Robert Solorio e Iris Santin caminan cerca de la estación de metro Westlake/MacArthur Park, donde intentan forjar conexiones con vendedores ambulantes indígenas.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

También se están realizando esfuerzos en otros condados de California para mejorar las relaciones entre las comunidades de inmigrantes y la policía.

Un estudio publicado por el grupo sin fines de lucro California Rural Legal Assistance examinó cómo los mexicanos indígenas que viven en el condado de Kern se ven afectados cuando no tienen acceso a un intérprete durante las interacciones con la policía. Muchos de los 200 residentes indígenas encuestados informaron que se comunicaron con un oficial bilingüe que hablaba español con cierta fluidez. Para algunos residentes esto había sido suficiente, si ellos también hablaban el idioma. Pero otros no pudieron comunicarse efectivamente con las autoridades. “Un agente hace preguntas en español y la persona contesta en español, pero luego el policía no reconoce que tienen poca fluidez en esa lengua”, afirmó la autora del estudio, Marisa Lundin.

Una persona consultada, residente de Bakersfield llamada Austolia, que habla mixteco y entiende poco español, señaló que hace varios meses la policía cruzó una cerca que rodeaba la propiedad de su familia.

La mujer, quien se negó a compartir su nombre completo porque teme repercusiones por parte de la policía, estaba afuera, regando el césped. Cuando trató de preguntar a los oficiales, en su español limitado, qué sucedía, estos no le respondieron.

Su nuera, que habla inglés, salió y le dijeron que buscaban un automóvil robado. “Estábamos muy asustados porque no dijeron lo que buscaban, y mis nietos se encontraban allí”, explicó Austolia. “Tenían armas y fusiles”.

El sargento Nathan McCauley, portavoz del Departamento de Policía de Bakersfield, no sabía que había una comunidad indígena mexicana en el condado. “Suena como una circunstancia desafortunada”, afirmó, sobre la experiencia de Austolia, y agregó que la policía no siempre puede detenerse y hablar con los residentes durante una situación activa. “Nos gustaría poder comunicarnos con todas las personas con las que tenemos contacto”.

La policía en Oxnard se ha asociado durante años con el Proyecto de Organización Comunitaria Mixteco/Indígena, una organización sin fines de lucro que trabaja con comunidades indígenas en los condados de Ventura y Santa Bárbara.

El comandante de la Oficina de Servicios de Investigación, Sharon Giles, indicó que a medida que se desarrolla la relación, más residentes indígenas están denunciando delitos. “Empezamos a ver un aumento en la cantidad de [solicitudes de] visas U”, dijo, refiriéndose al visado para inmigrantes víctimas de delitos.

LAPD senior lead officer Robert Solorio near MacArthur Park
El oficial principal Robert Solorio, de LAPD, conversa con una vendedora de tortillas que habla quiché en la entrada de MacArthur Park.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

Cerca de la estación Westlake de LAPD, los vendedores mexicanos y centroamericanos bordeaban la calle Alvarado, frente a MacArthur Park, en una tarde reciente.

El oficial principal Robert Solorio conversaba con varios hablantes de quiché, en español. Saludó a una mujer que cocinaba tortillas en la entrada del parque; ella se reconoció como hablante de quiché, y también de un poco de español. Antes de marcharse, el agente fingió calentar sus manos sobre su estufa. Ella rió. “Es sorprendente cómo estos pequeños momentos causan un impacto”, dijo. “Soy sólo yo, pero para ellos, es el LAPD”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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