Los inmigrantes y las deportaciones: ‘En los dos lados de la frontera sufrimos’
LOS ÁNGELES — Las deportaciones no solo golpean a los inmigrantes, sino también a sus familias y provocan marcas indelebles, las cuales se profundizan más al llegar a su tierra de origen, un territorio que para muchos es desconocido porque lo abandonaron involuntariamente y adoptaron como patria a Estados Unidos.
En un informe del consulado mexicano local, se detalló que en su circunscripción, que principalmente se enfoca en el Condado de Los Ángeles, fueron detenidas 1,945 personas de ese origen entre enero de 2017 y enero de 2018 por agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
De acuerdo a ese reporte, los operativos de ICE en el Sur de California provocaron en ese período que 1,244 personas fueran deportadas. Es decir el 64% de las personas que cayeron en manos de la ‘migra’.
Cuando era de apenas cuatro años de edad, Israel Concha, oriundo de la capital mexicana, llegó a Texas. Se crió básicamente en Corpus Christi. Como él mismo lo confirma, en entrevista telefónica con HOY, siempre estuvo consciente de su estatus migratorio irregular.
“Yo sabía de mi estatus de indocumentado toda mi vida, pero eso jamás me impidió salir adelante”, señaló.
En esa ciudad, Concha coronó una carrera universitaria en administración de empresas. Después de graduarse, al no encontrar empleo se vio obligado a crear su propia fuente de ingresos. Fue así como estableció un negocio de taxis y limosinas.
“Yo les estaba dando empleo a ciudadanos americanos”, aseveró.
Este empresario, de 38 años de edad, radica ahora en Ciudad de México ayudando a repatriados a través de la organización New Comienzos, la cual surgió como una respuesta a la necesidad de sus connacionales.
En noviembre de 2012, Concha iba conduciendo a alta velocidad. Lo que simplemente hubiese sido una multa de tráfico, para él fue donde empezó su pesadilla.
“Hubiera podido firmar mi deportación el día siguiente, pero decidí pelear”, argumentó.
En ese momento, su entonces esposa tenía cinco meses de embarazo y al transcurrir su estancia en seis diferentes centros de detención, no solo nació su hijo, ahora de cinco años y a quien todavía no conoce, sino que la madre de su pequeño sometió una solicitud de divorcio.
“Mi ex-esposa me divorció”, señaló, pero lo más doloroso para él fue que en una corte tuvo a su hijo tan cerca “a unos cuantos pasos de mi, pero a la vez tan lejos, porque no me permitieron abrazarlo, besarlo y darle la bendición; hasta la fecha no lo he tocado, no lo he abrazado”.
Al final perdió su apelación y en julio de 2014 fue deportado a la Ciudad de México.
“Fueron dos años de mi vida perdidos”, valoró sobre el tiempo que estuvo en detención, detallando que ahora cada semana va al aeropuerto a recibir a otros inmigrantes que llegan en las mismas condiciones que él arribó a esa ciudad.
“Es una situación muy triste porque en los dos lados de la frontera sufrimos como mexicanos binacionales”, indicó.
“En un país [Estados Unidos] porque tienes que vivir en las sombras eres discriminado por no tener documentos, y cuando regresas a tu país [México] también aquí somos discriminados por la manera en que hablamos, vestimos o por el simple hecho que nos fuimos del país por muchos años”, agregó.
Las tácticas
La llegada del presidente Donald Trump al poder obligó a las autoridades mexicanas en L.A. a analizar meticulosamente las acciones en contra de sus connacionales; y al evaluar las estadísticas del 2017 se reveló que en promedio fueron detenidas seis personas al día.
Carlos García de Alba, cónsul general de México en Los Ángeles, detalló en el informe anual que las acciones de ICE provocó un incrementó en 3% los servicios de protección y asesoría legal atendidos en esa oficina consular, en comparación al 2016; en total, registraron 7,108 casos atendidos.
El diplomático detalló que con base en entrevistas y cuestionarios a los detenidos el año pasado se encontró que:
- 97% de los detenidos fueron hombres
- El promedio de edad de los detenidos fue de 37 años y cuatro meses
- El 64% de los detenidos fueron deportados
- El 34% fueron trasladados a un centro de detención
- El 1% fue liberado
- El 95% de los detenidos tienen hijos nacidos en Estados Unidos
- El tiempo promedio de vivir en suelo estadounidense era de 20 años y cuatro meses
El análisis realizado por las autoridades locales determinó que los detenidos en su mayoría eran originarios de Michoacán (16%), Jalisco (13%) y Guerrero (10%). El 8% de los detenidos hablaba una lengua indígena y la industria más afectada fue la construcción (31%).
“El 36% fueron detenidos al momento de salir de una cárcel, los estaban esperando”, dijo el cónsul García de Alba. “El horario preferido por ICE para hacer sus operativos es entre las seis y nueve de la mañana, cuando el 35% son detenidos”.
Entre las causas que muchos cayeron en un centro penitenciario están manejar alcoholizado y violencia doméstica, agregó.
A juicio del funcionario mexicano, conocer esas táctica “nos ayuda a mandar un mensaje a la comunidad, siempre hay que estar muy vivos, pero entre seis y nueve de la mañana doblemente alertas”.
“Si pensamos que ya pasó lo peor, estamos equivocados; yo creo que tenemos que estar listos para enfrentar cualquier tipo de operativos”, exhortó García de Alba.
Este informe evaluó las estadísticas desde el 21 de enero de 2017 (un día después de que Trump asumió el control de la Casa Blanca) y se extendió hasta el 21 de enero de 2018.
En ese período en total se contabilizaron 162 detenciones mensuales y en total fueron 1,945 personas que cayeron en manos de las autoridades migratorias, reporte que se basó en la jurisdicción del consulado mexicano en L.A.
Reacciones de activistas
Cuando escucha los resultados de ese informe, Juan José Gutiérrez, presidente de Vamos Unidos USA, sostiene que “estas estadísticas y resultados son horribles, desconcertantes e inaceptables”.
El activista recuerda que cuando llegó Trump a la Casa Blanca, con bombo y platillo el presidente mexicano Enrique Peña Nieto anunció que invertiría mil millones de pesos, aproximadamente $50 millones, para que los consulados brindarán protección a sus connacionales a través de asistencia legal.
“Cuando vemos que el 64% de los detenidos fue deportado y que tan solo el 1% fueron puestos en libertad en el Sur de California, nos dice que este plan ha sido un rotundo y total fracaso”, denunció de forma tajante.
En ese sentido, Francisco Moreno, portavoz del Consejo de Federaciones Mexicanas (Cofem), afirma que las deportaciones deberían alertar a sus paisanos.
“La comunidad se asusta, más no reacciona y no hace nada para evitar este tipo de problema”, apuntaló Moreno, invitando a la gente que no tiene documentos a que establezca un plan y a las personas que son residentes los desafía a no postergar la naturalización estadounidense.
“Nosotros les estamos diciendo muy claramente: la residencia no es un estatus permanente, cualquier error que uno comete, una violencia doméstica o un DUI, o cualquier otra situación los está orillando a una deportación casi segura”, manifestó.
“Nuestra gente necesita entender a lo que se está arriesgando, ya no podemos darles larga y andar por las orillas. La residencia no es garantía, la ciudadanía es lo que nos va a proteger para quedarnos en este país”, subrayó Moreno.
Perspectiva jurídica
Cuando una persona tiene en su historial que fue deportada anteriormente, explica la abogada de inmigración Elizabeth Uribe, lo mejor es contar con la asesoría de un abogado para conocer las posibilidades en caso de que llegase a ser detenido por los agentes de la “migra”.
La jurista sostiene que cuando los detenidos son mexicanos y tienen ese récord previo, las autoridades casi las deportan de inmediato. “Es una posibilidad muy mínima de poder hacer algo”, afirmó Uribe.
Cuando los inmigrantes están en Los Ángeles, los llevan al edificio federal, ubicado en el centro de la ciudad, en donde les toman huellas, fotografía y procesan sus datos. Luego de ahí salen los autobuses hacia la frontera de México. “Estamos hablando solo de unas horas”, agregó.
En el caso de que las personas no tienen un historial con ICE, entonces los abogados tienen un poco más de margen para defenderlos delante de un juez. “No significa que van a salir de detención, pero por lo menos no serían deportados y podrían tener su día en corte para presentar su caso”, indicó Uribe.
En ese sentido, la clave es que los inmigrantes conozcan sus derechos, porque a pesar de que el mensaje se ha repetido hasta la saciedad de no hablar, no firmar nada y no abrir la puerta de la casa sin una orden de un juez, el desconocimiento es evidente al momento de tener a los agentes en frente.
“Muchas personas cometen el error de hablar de más cuando tienen contacto con inmigración y se olvidan que tienen su derecho de mantenernos bajo silencio”, señaló la abogada.
Asimismo, la jurista plantea que es importante tener un plan que incluya una carta poder lista, en la que se determine qué pasará con los hijos cuando hay menores de edad de por medio. De lo contrario, los niños pasarán a manos del condado y perderán la custodia.
“Uno debe estar preparado”, subrayó Uribe. “Debe tener un plan de familia de qué es lo que pasaría con los menores, que se queden con la vecina de mucha confianza, la comadre, lo que sea”.
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